Don Quijote de La Mancha

Resumen Parte I

En un lugar de La Mancha, había un señor que leía muchos libros, de aventuras, caballeros, hidalgos, etc. Un día, de tanto leer, se le secó el cerebro, y perdió el juicio. Se le antojó que quería ser un caballero, y que iba a enfrentarse a gigantes, a malhechores y todo eso...

Emprendió su camino con unas armaduras viejas que tenía en el desván, y se ‘enamoró’ (en su imaginación) de una moza, a la que llamó Dulcinea del Toboso, cogió a su viejo caballo, al que llamó Rocinante , y se fue en busca de aventuras. Al poco andar, se encontró con un ‘venta’ en la cual había dos chicas en la puerta. Éstas, al verlo llegar, se asustaron, pero al oír el lenguaje que empleaba, empezaron a reírse.  Entonces un señor que andaba por ahí recogiendo rastrojos, le vio y le invitó a entrar, después de un rato, nuestro caballero se arrodilla delante de él y le suplica que le haga caballero. Éste, desconcertado, le sigue la corriente y le dice que sí, y El Quijote dice que esta noche velará las armas, en la capilla del ‘castillo’, y que mañana por la mañana se celebrará la ceremonia de ‘coronamiento’. Le aceptan, pero le dice que  tendrá que velar las armas en el patio, que no hay capilla, porque la han derribado, para construir otra nueva.

Llega la noche y el Quijote se pone a velar sus armas, que están puestas encima de una pila. En esto llega un señor a coger agua para dársela a los animales, y el Quijote le dice que no se atreva a mover sus armas, por que lo pagará con la vida. El hombre no le hace caso, y cuando va a mover las armas, para poder coger agua, el Quijote le da con la lanza en la cabeza y lo dejó inconsciente. En esto llega otro con las mismas intenciones, sin darse cuenta de que estaba el otro en el suelo; cuando hace lo que el otro, el Quijote sin avisarle le da con la lanza en la cabeza y se la abre en tres partes o más. Llegan los demás por el ruido del golpe, y le empiezan a tirar piedras, el ventero, les dice que se paren quietos, que está loco y que eso lo justifica todo.

Estos paran, no sé si por que el Quijote arremete contra ellos, o por las replicas del ventero. El ventero quiere acabar con esta pesadilla, y celebra la ceremonia en plena noche. El Quijote queda ‘coronado’ como caballero, y después de un discurso se va. Por el camino (a no se sabe dónde), oye unos gritos, que salen del monte, él se adentra, y ve a un labrador azotando a un niño de más o menos 15 años.  Él, en voz alta, le dice que deje al chiquillo indefenso y que se enfrente a tan poderoso caballero, como don Quijote de la Mancha. El hombre se achanta, y le dice que no pasa nada, y el Quijote le dice que le pague al niño todo lo que le debe, y él le dice que sí que le pagará todo lo que le debe, en casa porque aquí no tiene dinero. El Quijote acepta y se va. Al ver el labrador que le ha perdido de vista, dice al niño que le va a pagar lo que le debe pero que va a acrecentar la deuda, y le da tal somanta de palos, que lo deja por muerto.

El Quijote, se aleja, y ve acercarse a unos mercaderes, y les dice que alaben a su señora, Dulcinea del Toboso, y ellos se ríen de él haciéndole burlas. Él dice que tiene que vengar el honor de su señora, y arremete contra ellos, con tal fuerza, que su caballo, Rocinante se queda sin salida, y tropieza en plena carrera, y se cae, el Quijote se queda tendido en el suelo, y es el motivo de burla de todos. Ellos se empiezan a reír, y él dice que no se huyan, y que cuando se levante... no le dejan acabar y le dan unos palos impresionantes, se apartan dejándolo como muerto.

Poco después pasa por ahí un vecino del Quijote, y le lleva a casa. Por el camino el Quijote le dice unos poemas, y le llama de muchas formas, dándole nombre de los protagonistas de sus libros. Cuando llegan a su pueblo, ven que en su casa están los amigos del Quijote, entre los que hay un cura, y con ellos está la sobrina y el ama del Quijote. Entran y le curan, el ama, la sobrina y el cura; luego, ellos se van a tirar los libros que le han causado la perdida del juicio, y los queman.

Cuando el Quijote se despierta, ve que no están los libros, la sobrina le dice que se los ha llevado un mago, y él dice que ese mago es un cabrón, y que se las va a pagar. Se va a dar una vuelta por el pueblo, cuando recuerda que un caballero debe llevar, consigo, un escudero, entonces va a ver a un vecino, que es un hombre muy basto, y no sabe leer ni escribir, tiene dos hijos, y está casado, le convence y se marchan sin avisar. Este vecino que se llama Sancho Panza se lleva a su burro, y algo de comer en las alforjas.

Cuando llevan algo de camino (no mucho), se encuentran, con unos molinos de viento, que al Quijote le recuerdan a unos gigantes, y Sancho le dice que no, que son molinos de viento, no le hace caso, y los ataca, y como se levanta viento, las aspan se mueven y lo mandan a unos cuantos metros. Se queda molido y tirado en el suelo, y dice que eso le ha pasado porque el mago (de los libros) los ha convertido en molinos, porque pensaba que los iba a derrotar.

Se levanta y se ponen a caminar, cuando de repente se encuentran con unos frailes. Él se acerca, y dice, gritando, que son gente mala y que suelten a las damas, que van a la fuerza en el coche de atrás. Los frailes le dicen que no llevan a ningunas damas a la fuerza, entonces el Quijote arremete contra ellos y coge su lanza, y quiere matar a uno de los frailes. Sancho se deja caer de la mula, corre y le quita las ropas al fraile. En esto llegan dos mozos, y le preguntan qué hace quitándole la ropa al fraile, y dice que esta batalla la ha ganado el Quijote, y que esa ropa, por tanto, le pertenece.

Mientras tanto, el Quijote está hablando con las mujeres que iban en el  coche, y un escudero, al ver que ese loco no les dejaba pasar se enfrenta a él, y en una lucha, muy dura, al final gana el Quijote, pero sale herido, por que le han cortado una oreja (no del todo). Se van de ahí, y tanto Sancho como él se ponen a hablar. El Quijote dice no sé qué de un juramento, y Sancho dice que tiene miedo a que los metan en la cárcel, por meterse con unos frailes, y con su escudero.

El Quijote le dice que no pasa nada, que los caballeros no va a la cárcel por muchos homicidios que cometan. Comen algo, de lo que Sancho lleva en las alforjas. Emprenden el camino hacia alguna población en la que acampar, pero no les da tiempo, y se encuentran frente a unos cabreros, con los que hablan, y entablan una muy buena, amistad. Al día siguiente llega otro y les dice que ha muerto un pastor llamado Grisóstomo, por amor a una llamada Marcela.

Acabado el entierro, se despidieron de los cabreros  y emprendieron un nuevo camino, adentrándose en el monte buscando a la Marcela, más adelante, encontraron un descampado, en el que se podía ver un riachuelo. No se pudieron aguantar y se echaron una siesta. Aparecieron unos gallegos, con sus jacas, que pacían en la fresca hierba. A Rocinante, al ver una yegua, se le apeteció acercarse a ella, y empezó a olerla.  Los gallegos lo vieron venir y cogieron unas estacas de castaño y aporrearon al pobre Rocinante, que se quedó echado en la hierba, y Sancho y don Quijote, al verlo ahí tirado, se acercaron a los gallegos, con lo cual también salieron ‘estacados’.

Ni Sancho ni su amo podían hablar de la tremenda paliza que habían recibido, con voz débil y dolorosa dialogaron, y poco a poco se levantaron. Como Rocinante y su dueño estaban malos (ya que Sancho había recibido menos, y era más joven y el burro se apartó), montaron a don Quijote en el burro, y se acercaron hacia una venta, que, cómo no, don Quijote decía que era un castillo.

En la venta les recibieron muy bien y las hijas del ventero (una era asturiana), les curaron las heridas, pasaron la noche en unas camas que eran como muy incómodas. Pero como el arriero había quedado con la hija del ventero, para ‘pasar la noche’, Don Quijote pensaba que ella se había quedado prendada de su ‘hermosura’.

El caso es que ella entró en la habitación, y  como no veía nada, el Quijote la cogió, empezó a decirle que era muy hermosa pero que él estaba comprometido con Dulcinea del Toboso. El arriero, celoso se acercó, y al ver que ella se quería despegar del Quijote, no hizo nada pero como pensó que él se quería sobrepasar, le arreó un hostiazo, que le hizo sangre en las narices. Con el golpe, se rompió la cama. Tal golpe armó un estruendo impresionante, que despertó al ventero. Ellos, al ver que se acercaba el ventero, se escondieron, el arriero, en su cama y ella en la de Sancho. Sancho estaba dormido, cuando entró el ventero, con un candelabro,  Sancho se despertó y al ver el bulto que había a su lado, se asusto, y comenzó a darle golpes, y el arriero, también, y para colmo también el ventero.

Un viejo que era retirado de la policía, llegó y tocó a un hombre (don Quijote) y pensó que era un cadáver, entonces fue a por un candelabro diciendo a voces que habían muerto a un hombre. Cuando llegó el viejo con el candelabro le preguntó a don Quijote que como estaba, éste se enfadó por el trato, y le dijo no sé qué de maleducado. El viejo, con el candelabro le pegó en la cabeza y le hizo dos chichones.  Pasado esto, ya arreglado el percance, don Quijote se dedicó a hacer un bálsamo para ‘arreglarse’ y se lo tomó. Se enfermó, y le metieron en la cama con unas mantas. Cuando se  despertó, y Sancho vio que estaba tan bien, decidió tomárselo también. Sancho se lo tomó, y pensaron que había llegado su hora, porque comenzó a vomitar y a ponerse de colores. Cuando mejoró y ya se iban de la venta, les dijeron que tenían que pagar los gastos, y don Quijote le dijo que en los castillos no se pagaba, y el ventero dijo que como eso no era un castillo, que no tenían ese problema. Don Quijote picó a su caballo, y se alejó pero el burro de Sancho no corría tanto y le pillaron, le mantearon, y luego le dejaron marchar. Pero le habían robado las alforjas.

Por coco más adelante, se encontraron con una polvareda, que pensaron era un ejército. Don Quijote se metió en el medio pero no era un ejército, sino una manada de corderos. Don Quijote mató unos siete, y los pastores (que eran unos cuantos) le tiraron piedras. Una le rompió muelas y dientes y la otra le dio en la cabeza. Se tomó un poco de bálsamo, y le vomitó en la cara a Sancho, el cual hizo lo propio.

Cuando iban a comer algo, se dio cuenta de que le habían robado las alforjas.  Se levantaron y se fueron. Más adelante vieron a unos hombres con lanzas de fuego, y con camisas blancas.  Era una funeraria, que llevaba a un caballero muerto. Don Quijote se puso delante y les replicó, y les insultó, entonces atacó a uno de ellos y los demás huyeron despavoridos. El que estaba en el suelo le dijo que era un cura, y que como le había pegado, ya no era caballero, y don Quijote le dijo que no le había pegado, sino que le había dado con la lanza, y que pidiera perdón a sus compañeros.

Dejaron comida y muchas cosas por el suelo, y Sancho, claro, se aprovechó. Comieron, y siguieron el camino. Llegaron a un descampado y como era de noche, se quedaron en él. Había mucha sed, y oyeron ruido de agua, se acercaron a donde procedía el ruido, y oyeron unos ruidos o golpes que estremecían junto con el ruido de las hojas y del agua. Don Quijote iba a atacar, cuando Sancho se puso a llorar. Pero no conmovió al Quijote, y Sancho le ató las patas a Rocinante. El Quijote pensó que estaba embrujado y lo dejó pasar.

Al día siguiente se acercaron  y vieron que era un molino que estaba roto. Se acercó un señor con un burro, y don Quijote le agredió, y el señor se largó, dejando a su burro (don Quijote le agredió porque pensaba que tenía en la cabeza el yelmo de Mambrino. Sancho cambió las alforjas, que eran mucho mejores que las suyas.

Siguieron su camino, y se encontraron con una cadena humana, en la que iban muchos hombres. Estaban encadenados, entre sí, y con ellos iban guardias a caballo y a pie. Uno de los guardias llevaba una escopeta. Don Quijote pregunta, por qué llevaban a esos hombres privados de su libertad; el guardia le respondió que era gente que había cometido algún delito, y que iban a servir al Rey. El Quijote comenzó a preguntar, a uno por uno, qué les había llevado a esta situación. Después de comprobar lo que quería, pensó que debía liberarlos, y les dijo a los guardas que los soltaran. Estos no accedieron, y le dijeron que estaba loco, y se rieron de él. Entonces, él arremetió contra el que tenía la escopeta, y lo tiró del caballo. Este estaba en el suelo, y los demás con la ayuda del arma y de Sancho consiguieron reducirlos. Don Quijote les pidió que fueran al Toboso, a humillarse frente a su señora, Dulcinea del Toboso. Ellos, que le tomaron por loco, empezaron a tirarle piedras, y se largaron.

Don Quijote y Sancho, quedaron muy mal. En esta ‘batalla’ a don Quijote, se le puso el nombre de Caballero de la Triste figura. Siguieron, a campo traviesa,  cuando en la sierra morena llegaron y encontraron una maleta que contenía dinero, y un libro de memorias.  El dinero se lo quedó Sancho, y el libro don Quijote.

Más arriba, observaron a un hombre correr montañas arriba, y pensaron que era el dueño de la maleta. En un foso vieron a una mula que estaba muerta y que debía llevar unos cuantos meses. Por allí pasaba un pastor, que le silbó a don Quijote. Este le dio voces, y se encontraron. Este le dijo que la mula era de alquiler, y que había estado por allí con un hombre. Diciendo esto, a don Quijote se le antojó que quería ir a buscar al hombre para que le contara su historia.

Esta vez tuvo tanta suerte que antes de que se fuera apareció por allí un hombre el cual resultó ser el que buscaba (el Roto, que así le llamaban). Les contó toda su historia, y les dijo que estaba enamorado de una doncella que se llamaba Luscinda. Más adelante, Cardenio, que es el nombre del Roto, se enfadó, y atacó a don Quijote con un guijarro, y le pegó al Quijote en todo el pecho, de  tal manera que dio con su cuerpo en el suelo. Sancho, que vio cómo estaban aporreando a su señor, arremetió contra él, y cuando le iba a atacar, con el puño cerrado, Cardenio le dio una puñada, que le hizo caer a sus pies (a Sancho), y Cardenio se subió encima de sus costillas y comenzó a aporrearle. Sancho cansado de que le pegaran, sin merecerlo, arremetió contra el cabrero, echándole la culpa de que no les había avisado que ese hombre era peligroso.

A partir de aquí, Sancho se quería volver a casa, pero don Quijote le convence. Esa noche se van a dormir al monte, donde encuentran al hombre que le había apedreado, Ginés de Pasamonte. Durmieron con él, y a la mañana siguiente Sancho se despertó, y vio que le faltaba el burro. Empezó a gritar, y don Quijote se despertó. Al despertarse, habla con Sancho, y le dice que vaya al pueblo, y que de su parte le lleve a su sobrina una carta que decía que le dieran dos pollinos. También le dio una carta de amor para su amada, señora doña Dulcinea del Toboso.

Después decide hacer la penitencia de Beltenebros.

Sancho, empieza a llorar y le dice que no lo haga pero no consigue convencerlo, y Sancho se va. Por el camino, Sancho va pensando en sus cosas, y don Quijote que se había quedado en la sierra morena, no sabe cómo hacer la penitencia, si como Amadís, o como  Roldán.

Mientras Sancho, que iba de camino al Toboso, sobre Rocinante, tenía mucha hambre, y vio a lo lejos una venta, que era en la que había sido manteado. Le dio miedo entrar y vio a dos hombres en la puerta, uno era el cura, y otro el barbero, que eran amigos de don Quijote. Conocen a Sancho, y le preguntan dónde está su amo, y él en un primer momento no se los quiere decir, pero poco a poco ellos se lo sacan. Deciden que tienen que ayudarlo, y de repente Sancho se da cuenta que ha perdido la carta de Dulcinea, y la de la sobrina de don  Quijote.

Para ayudarlo, van a la sierra morena en la que se encontraba, y le van a decir que doña Dulcinea del Toboso ha dicho que quiere que abandone la penitencia. Se dirigen hacia ese lugar,  y cuando llegan, Sancho se adelanta, para que no le pillen de sorpresa, a don Quijote, y le dice lo que Dulcinea le ha  dicho.

Él se pone nervioso, y le da dos besos a Sancho, y le dice que ha vuelto muy pronto, que en tan solo tres días ya ha ido al Toboso, y a su pueblo, y que es muy raro, que algún encantamiento llevaba a Rocinante a más revoluciones de las debidas.  Mientras tanto, el cura y el barbero estaban esperando que regresara Sancho, y oyeron una canción que provenía de los matorrales, y que les parecía majestuosa.

Cuando acabó de cantar ellos se dirigieron hacia ella y vieron que era un mozo, el Roto, es decir, Cardenio. Hablaron con él y él les contó todo lo que le había llevado hasta allí, es decir, les contó lo mismo que a don Quijote.

Después de este largo, ‘cuento’ estos tres (Cardenio, el cura y el barbero) oyeron a una dama gritar, y se acercaron, y vieron a un mozo tirado en el suelo. Se acercaron a él, y éste se asustó. Cuando se iba a ir, tropezó, y se le cayó la ‘máscara’ y se dieron cuenta de que era una moza, de muy bien ver, la cual, como no, les contó su historia, y ellos la convencieron de que ayudara a sacar al Quijote de su ‘penitencia. El barbero y el cura iban vestidos de forma, poco ‘decente’, es decir, el cura, iba como una doncella, y el barbero, como un escudero.

Vieron que llegaba Sancho, con su amo, y se prepararon, los tres, y la doncella (a la cual la habían llamado la princesa de Micomicon). Don Quijote se asombró de la belleza de esa doncella, y Sancho, que no la conocía, también se sorprendió. Ella dijo a don Quijote que necesitaba sus servicios. A su padre lo había dejado tuerto un gigante, que don Quijote tenía que vengar.

Él claro que accedió, y mucho más pensando que ella, si él derrotaba al gigante, le daría gran parte del reino de ‘micomiconia’. El caso es que siguieron su camino y poco a poco avanzaron con la tropa del ‘Quijote’. Sancho, que iba pie, se lamentaba cada vez más de la perdida del jumento, cuando vio a un hombre sobre uno que era muy parecido al suyo. Se dio cuenta de que era el suyo, y el que iba sobre él era ‘don Ginés de Pasamonte’.

Sancho dio voces y el malvado Ginés se largó.  Sancho estuvo feliz de ver a su jumento (o burro) y le dio un beso. Siguieron su camino hacia el reino de  ‘micomiconia’. Vieron a un chaval, que se agarró a la pierna de don Quijote, y dijo que si se acordaba de él. Dijo que era el mozo que estaba atado a la encina, y que él lo había “ayudado”. Don Quijote contó a todos la agradable experiencia, el mozo le replicó que como se había marchado, su amo le cascó, y que desató la rabia con él, ya que don Quijote le había humillado. Le dijo cuatro insultos y se marchó, antes de que don Quijote le pegara, con la lanza.

Siguieron adelante y se quedaron a la altura de la venta, donde Sancho no se atrevía a entrar, por razones obvias. Ya dentro de la venta (Capítulo XXXII), la ventera, su hija y Maritormes, les reconocieron, y les dieron la bienvenida. El ventero y el cura empezaron a ver libros de caballerías y el ventero, que tenía muchos, le dio por leer la Novela del Curioso Impertinente (Capítulos XXXIII y XXXIV).

En esto llegó Sancho Panza gritado que su amo estaba metido en una gran batalla con un gigante, y que le había rebanado la cabeza, y que estaba todo lleno de sangre. Todos se acercaron, y lo que vieron es que lo que había hecho, el caballero andante era que había rajado los cueros en los que había vino, y el vino estaba por todo el suelo. (Don Quijote estaba dormido). El ventero dijo que se las tenían que pagar, y se puso como una fiera. El cura dijo que se lo iban a pagar y que estuviera tranquilo (Capítulo XXXV).

Llegaron unas personas y una dama, con la cabeza tapada. Esta dama estaba como decaída. Dorotea, la princesa de Micomicon, se le acercó y le pregunto qué le pasaba, y ella no respondió. Un hombre que ahí estaba la atacó (verbalmente)  y ella se defendió. Cardenio la oyó y se dio cuenta de que era su amada Luscinda. Le gritó, y ella se levantó, el hombre que estaba con ella (que le había atacado) al agarrarla, se le cayó, el antifaz. Dorotea lo vio, y se desmayó, porque era Fernando, su esposo. Fernando, estaba enamorado de Luscinda, la cual quería a Cardenio, y Dorotea quería a Fernando, pero este no soltaba a Luscinda. Al final y después de una larga charla por parte de Dorotea, Fernando se dio cuenta de que la quería y soltó a Luscinda que fue a abrazar a Cardenio (Capítulo XXXVI).

También entraron, un señor y una mora a caballo, y él sobre un burro, ella se llamaba Zoraida, el que la acompañaba era un capitán, soldado o lo que fuere, que tenía tres hermanos, y que no los veía hace muchos años. Le llamaban el cautivo. El cautivo, contó su vida a los que en la venta se encontraban.

Cuando acababa de finalizar, llegó a la venta un coche, del que se apearon varios señores, y pidieron posada, la ventera les dijo que no había sitio pero ellos insistieron y entraron, había un hombre que era un oidor. El oidor traía una hija joven que se llamaba Clara. El cautivo se dio cuenta de que un hermano de él se había ido por letras, y que como el nombre coincidía, y lo reconoció, se dio cuenta de que era su hermano. Entonces salió el cura y le dijo que si se acordaba de su hermano mayor que había ido al ejército. El se acordó, y se puso a llorar. Entonces salió el cautivo y se abrazaron. Se fueron a  dormir,  y Clara, la hija del oidor, se fue a la cama, con Dorotea, Luscinda, y Zoraida.

Don Quijote se quedó a cuidar el ‘castillo’ y se puso en la parte delantera, Maritormes y la hija de la ventera le gastaron una broma y le amarraron el brazo a una estaca que estaba en la pared a dos metros de altura, con lo cual don Quijote se quedó colgando. En mitad de la noche un mozo se puso a cantar, y cantaba tan bien que despertó a todas y a todos. Era el ‘novio’ de Clara, que iba vestido de mozo de mulas, aunque era rico. Más de mañana llegaron los criados de su padre, y vieron a don Quijote colgado, se rieron, y pasaron de él. Intentaron llevarse a Luis, que era el mozo de mulas que estaba cantando, pero él le declaró su amor al padre de Clara, que era el ojeador. Este vio que allí había negocio, ya que el padre era rico, y más o menos aceptó. Con esto tres de los criados, de don Luis, se fueron a dar las nuevas a su padre y uno se quedó para servirlo, en su viaje a Andalucía, con el padre de Clara.  Después llegó el barbero, al que don Quijote le había robado la  bacía, y Sancho había truncado las alforjas. Este se puso todo furioso, y se enfrentó a don Quijote, para que se la devolviera, y don Quijote decía que esto no era una bacía sino el yelmo de Mambrino, todos se pusieron de acuerdo, para atacar al barbero, y dejarlo mal y de paso reírse un poco, y dijeron que era un yelmo. Al poco entraron unos cuatro cuadrilleros, que acabaron de armarla. El caso es que en vez de hablar acabaron a palos, y al final, todos pensaron que era por el encantamiento, del que hablaba don Quijote.

Uno de los cuadrilleros traía una orden de arresto contra don Quijote de la santa hermandad, por haber liberado a los presos, y a Ginés de Pasamonte. Al final el oidor lo arregló, y no se lo llevaron.

Después de todo este jaleo, deciden que han de trasladar a don Quijote a su aldea para que se mejore de su loquería. Lo ataron, mientras que estaba durmiendo, y ellos iban enmascarados, lo metieron en una jaula, y se lo llevaron, cuando ya iban a más de dos leguas de la venta, se pararon a  descansar y a dar de comer a los bueyes (los habían alquilado para la ocasión, con un carro). Llegaron unos señores a caballo, y preguntaron la causa de llevar a este señor allí metido, y ellos no les respondieron, pero don Quijote les dio una charla inolvidable. Después vieron a una cabra salir de los matorrales, y detrás de ella a un cabrero, este mantuvo una charla en la que contó su vida, y poco a poco se fue calentando el tema hasta el punto en el que el Quijote se puso en cólera, y le atacó, este se defendió, y Sancho le atacó, al cabrero, le llenaron la cara de sangre. Pasado este suceso, se acercaba  una procesión de disciplinados, con una imagen de la virgen, la que vio don Quijote, y pensó que era una cautiva. Le atacó pero salió mal parado. Le curaron en un hombro, y le llevaron a su casa, la gente al verlo entrar en la aldea, se agolpaba, para verle, y Sancho, fue a ver a su mujer Juana Panza. Esta lo primero que le pregunto fue por el burro, y él le dijo que estaba mejor que el amo, y ella dio gracias a dios. El cura dijo a la sobrina de don Quijote que le cuidara, y así acaba la primera parte del Quijote de la mancha.

Ver, otro resumen en Internet:

http://www.lafacu.com/apuntes/literatura/Literatura_El_Quijote_I/default.htm

Ver estudios sobre la obra en:

http://www.lafacu.com/apuntes/literatura/Literatura_El_Quijote_II/default.htm

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