Central Ralco


Problemas sociales, económicos, burocráticos y hasta climáticos, no pudieron impedir que una de las obras de ingeniería más importantes del país viera finalmente la luz.

Fue en 1990 cuando los ejecutivos de Endesa comenzaron a proyectar una gran iniciativa de generación hidroeléctrica para el país, un megaproyecto -revolucionario para su época- que asegurara el suministro eléctrico de Chile por varios años.

Aunque desde esa fecha el proyecto era un hecho en el papel, lo cierto es que no fue hasta 1997 que la central hidroeléctrica Ralco pudo comenzar a materializarse, ello gracias a la aprobación en junio de ese año y por parte de la Comisión Nacional de Medio Ambiente (Conama), del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) necesario para poder iniciar la construcción de la infraestructura.

Ralco es una central tipo embalse de 155 metros de altura y 360 metros de longitud. Propiedad de Endesa Chile, tuvo un costo de US$ 570 millones.

Cronología de las obras

Ralco se ubica en la zona del Alto Bío Bío, distante 120 kilómetros al sureste de Los Angeles. El área, que se caracteriza por poseer un clima principalmente lluvioso y relativamente frío, alojaba alrededor de 4.000 pobladores de la etnia pehuenche.

Las primeras obras realizadas en la zona por Endesa Chile, propietaria de la central, se llevaron a cabo en febrero de 1998 y consistieron en la habilitación de los caminos interiores de la presa. Pero no fue hasta un año después que la energética pudo iniciar las obras de excavación de las fundaciones en el lugar exacto donde se erigiría la central, entre las cotas 520 y 730 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.).



La bocatoma de la central se ubica en la ribera sur del embalse, a poca distancia del cuerpo de la presa, la que permite captar el caudal de diseño de la central.

En mayo de 1999 se dio inicio a las obras de excavación de la caverna de máquinas y del túnel de aducción (de 9,2 metros de diámetro y 7 kilómetros de longitud, y enteramente revestido con hormigón), y un año y medio después, es decir en diciembre de 2000, la empresa tomó la decisión de iniciar el desvío de las aguas del río Bío Bío (que drena una cuenca hidrográfica de aproximadamente 24.000 km 2 y recorre unos 400 kilómetros desde su nacimiento en la laguna Galletué hasta su desembocadura en el mar), encauzándolas a través del túnel de desvío, excavado en la ribera norte, de 500 metros de largo y 13,5 metros de diámetro.

El embalse permite acumular alrededor de 1.200 millones de m 3 de los cuales cerca 800 millones de m 3 pueden ser utilizados en regulación.

En el extremo aguas abajo del túnel de aducción se ubica una chimenea de equilibrio para regular los efectos de los fenómenos hidráulicos transitorios, causados por la operación de las unidades generadoras. Un poco más abajo, la aducción continúa en forma de pique vertical y luego por un túnel inferior, el cual se bifurca y da origen a dos túneles blindados que llevan las aguas a cada una de las dos turbinas de la central.

Por esos días, las obras estaban siendo fuertemente cuestionadas en la opinión pública a raíz de una decidida campaña iniciada por un grupo de familias pehuenches que se negaban a abandonar los terrenos prontos a ser inundados.

Sin embargo, si bien fue un problema que sólo se logró resolver en la etapa final del proyecto, en 2003 y luego que Endesa Chile tuviera que desembolsar una alta suma de dinero para compensar a las familias por sus terrenos (alrededor de $ 200 millones y 70 hectáreas por familia) ésta no fue la peor dificultad que debió sortear Ralco.

El gran inconveniente vino en 2001 de manos de la naturaleza, luego que las constantes lluvias en la zona hicieron incrementar el caudal de las aguas del Bío Bío, que arrasó con la ataguía ubicada aguas arriba del sector de la presa. Este traspié obligó a atrasar la entrega y entrada en operación de la central en al menos seis meses. Luego, 2002, en agosto y octubre crecidas en el Bio-bío sobrepasaron la represa en construcción.

Si bien la obra gruesa experimentó un retraso, en forma paralela y manteniendo los tiempos se continuó con las labores en la caverna de máquinas, a la que se accede a través de un túnel de 280 m de longitud. Esto dio pie para la colocación y montaje de equipos como las vigas del puente de grúa.

El año 2002 es tal vez uno de los períodos en donde la central experimentó mayor avance. En enero se dio inicio a la colocación del Hormigón Compactado con Rodillo HCR) y en febrero, los técnicos e ingenieros del proyecto recibieron en puerto uno de los dos transformadores de la caverna de máquinas, el primer equipo en hacer arribo. Este llegó a Ralco un mes después.

A mediados del mismo año, el nivel de las aguas del embalse alcanzó el nivel de la atapresa. En ese momento Endesa creyó adecuado continuar el hormigonado por capas completas, proceso que culminó recién en octubre de 2003. Antes, en marzo, Ralco había completado el millón de m3 de HCR en la presa.

Concluido el hormigonado, la siguiente fase fue dedicarse al evacuador de crecidas, provisto de tres compuertas de regulación que permite evacuar hasta un caudal de 6.550 m3/s (equivalente a una crecida con período de retorno de 1.000 años). Este también contempla un desagüe de fondo que permitió controlar el llenado del embalse una vez que se realizó el cierre del túnel de desvío y, por otro, descargar el caudal de sostenimiento ecológico, el que forma parte de los compromisos ambientales.

Paralelamente al trabajo en exterior, se avanzó con el montaje del primer equipo (uno de los dos estatores) en el foso de la Unidad N° 1, lo que se llevó a cabo en octubre de 2002. Cinco meses después se da por finalizada la etapa de colocación de las dos turbinas del tipo Francis de Alstom, de eje vertical y 285 MW de potencia, y sus respectivos transformadores.

En tanto, la excavación del túnel de aducción se dio por concluida cuando se produjo el encuentro de los dos frentes de trabajo en marzo de 2004. Las cuadrillas -luego de cuatro años de trabajo- se reunieron en el kilometraje 4.286,7. Esto dio paso al llenado del embalse (en abril) y del túnel (en agosto), faenas que se vieron complementadas con la terminación de la instalación de las compuertas del vertedero en la presa.

En tanto, las turbinas comenzaron su período de prueba en seco. Con el llenado del túnel y del embalse -que gracias a las lluvias caídas en la zona durante algunas semanas apuraron el proceso, completando los 125 metros de altura en sólo algunos días- permitieron probar los generadores con agua (la que después de ser utilizada es devuelta al río a través de un túnel de evacuación de 12,5 metros de diámetro y 200 meros de longitud). Esto fue la antesala de la sincronización de ambas unidades con el Sistema Interconectado Central (SIC), lo que ocurrió en agosto, y el comienzo de la entrega de energía en forma constante al sistema, lo que efectivamente ocurre desde septiembre.


La energía generada en Ralco pasa a través de la subestación eléctrica encapsulada y barras de 220 kV que se encuentran a un costado de la sala de máquinas, las que conducen la energía al exterior por medio de una galería de 60 metros de longitud. En el exterior se ubican las mufas terminales de las barras encapsuladas y allí se origina la línea de transmisión de 2 x 220 kV que lleva la energía hasta la subestación eléctrica Charrúa, situada en las cercanías de Cabrero.

La central hidroeléctrica

Aunque la inauguración de Ralco se llevó a cabo el 27 de septiembre, lo cierto es que la central estaba inyectando 390 MW de energía desde mediados de agosto a través del funcionamiento de una de las turbinas, la que originalmente se tenía previsto que generara 285 MW. La restante terminaba su período de prueba.

Ralco, cuyo costo fue de US$570 millones, es una central tipo embalse con 1,5 millones m3 de hormigonado, con una altura total de 155 metros y 360 metros de longitud, volumen total de 1.200 millones de m 3 de los cuales cerca de 800 millones de m3 pueden ser utilizados en regulación, una aducción en túnel de siete kilómetros de extensión a través del cual se transporta el agua hasta la casa de máquinas subterránea alojada en una caverna en un macizo rocoso cercano a la confluencia del río Bío Bío con el río Huiri-Huiri, aguas arriba de la cola del embalse Pangue. Es allí donde se alojan los equipos de generación.


Pensada para generar 570 MW de potencia, producto de un caudal de diseño de 368 m3/s y una caída neta de 175 metros (unque el caudal medio se pensó en 232 m3/s), estudios posteriores revelaron que la capacidad máxima de Ralco puede alcanzar los 690 MW. Actualmente la central está generando 640 MW, pero Endesa Chile ya pidió a las autoridades ambientales los permisos pertinentes que posibiliten inyectar los 690 MW, generación que se consigue cuando el embalse está al máximo, es decir 725 m.s.n.m., y gracias a los 452 m3/s de agua que hacen rodar las turbinas. Así, la central debiese sobrepasar los 3.100 GWh que Endesa tenía previsto generar anualmente.

Con esto, Ralco es responsable de inyectar el 10% del total de la energía consumida en el SIC.

Tomado de la página Internet:

http://www.editec.cl/electricidad/Elec77/articulos/ralco.htm