Enfermedades bacterianas

En la lucha contra este tipo de enfermedades la introducción de los antibióticos se ha constituido en un factor decisivo. En muchas enfermedades bacterianas, como la tuberculosis , la meningitis y la fiebre tifoidea , se ha advertido una notable disminución  de la frecuencia y la mortalidad, pero en otras, como la difteria , la tos convulsiva y el tétanos , el tratamiento más eficaz son las medidas preventivas.

En este apartado describiremos algunas de las más conocidas enfermedades bacterianas.

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Leptospira

Leptospirosis

Es una enfermedad producida por la bacteria Leptospira y el contagio se produce por zoonosis: de los animales (ratas, gatos, perros) al hombre.

Se produce esta enfermedad por la Lectospira icterohaemorrhagiae, que mide 6 a 10 micras de longitud. Crece con bastante facilidad en terrenos constituidos por suero cubierto de aceite de vaselina, en un ambiente cuya temperatura oscila entre limites muy amplios (entre 10º y 40º C, siendo los 30º C la temperatura óptima) y ligeramente alcalino (pH 7,4).

Es patógena para la rata , el perro y, sobre todo, para la cobaya, utilizada en el diagnóstico biológico de la enfermedad.

Epidemiología

Es una enfermedad cosmopolita que se conoce en todas las latitudes. Entre las causas predisponentes tienen notable importancia las ambientales, ya que el agente patógeno se adapta bastante bien al ambiente externo y también puede multiplicarse por el agua en los terrenos fangosos y húmedos. Por ello están particularmente expuestos a la infección todos aquellos que, por motivos profesionales, se encuentran en contacto con el agua en estado superficial, como los arroceros, los que trabajan en las cloacas, en cenagales, en las minas con alto índice de humedad o en las plantaciones tropicales.

La principal fuente de infección para el hombre la constituyen las ratas, que contraen infecciones crónicas y pueden infectarse fácilmente entre sí por contagio directo.

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Vector peligroso.

La vía de ingreso en el organismo humano suele ser la mucosa, especialmente oral, y también la vía cutánea, a través de pequeñas soluciones de continuidad de la epidermis. La única vía de eliminación importante, desde el punto de vista epidemiológico, es la urinaria.

Síntomas

Después de un periodo de incubación de entre 8-10 días, la enfermedad se inicia con fiebre continua o remitente, acompañada de cefalalgia, mialgias y dolores en los huesos. Al cabo de 4-6 días, la fiebre disminuye y aparece la ictericia, acompañada de fenómenos hemorrágicos en correspondencia con la piel, con las mucosas y con los órganos internos.

El cuadro clínico se completa con una hepatosplenomegalia (aumento del tamaño del higado y del bazo) muy pronunciada por la aparición de albuminuria (albúmina en la orina), cilindruiria (cuerpos cilíndricos en la orina) y hematuria (sangre en la orina) que ponen de manifiesto la participación renal en el proceso morboso; además, pueden presentarse manifestaciones nerviosas y cardiorrespitatorias.

En los casos graves, la muerte sobreviene por coma y anuria (supresión de orina); con frecuencia la sintomatología se resuelva espontáneamente, con progresiva atenuación del cuadro clínico.

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Vasculitis por leptospirosis.

Diagnóstico

Además de la utilidad que prestan los criterios clínicos y epidemiológicos, el diagnostico se basa en el examen investigador de la leptospira, que se efectúa en la sangre del enfermo durante la primera semana de enfermedad, y luego en la orina, ya que la eliminación del agente patógeno a través de esta ultima se inicia en la segunda semana.

Se puede recurrir al serodiagnóstico de Martín y Pettit, haciendo pruebas con el suero del enfermo mediante cultivos también recientes de leptospiras en terreno liquido.

Tratamiento

Se basa, sobre todo, en empleo de penicilina a dosis elevadas; los antifebrífugos, analépticos, sedantes y extractos corticosuprarrenálicos están indicados para la terapéutica sintomática. Luego, el tratamiento de la insuficiencia hepática requiere la administración de glúcidos en abundante cantidad (por inyección venosa), de extractos hepáticos y de vitaminas. También la insuficiencia renal se beneficia de la aportación de glúcidos en soluciones hipertónicas.

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Garganta infectada.

Difteria

Es una enfermedad infectocontagiosa grave que se caracteriza por la presencia de falsas membranas blanquecinas, principalmente en la garganta (amígdalas y faringe). Es más común en la segunda infancia y en la adolescencia, y raramente ataca a los adultos.

Agente etiológico (causante)

Es una bacteria alargada conocida como bacilo diftérico o bacilo de Loeffler, que se localiza en las falsas membranas. Este bacilo segrega toxinas, que se difunden por todo el organismo y causan la enfermedad.

Contagio

El contagio es directo cuando se produce por las microgotas de saliva del enfermo o del convaleciente que contienen trocitos microscópicos de membrana con bacilos, y que son expulsados al hablar, con la tos o con el estornudo.

La transmisión también puede ser indirecta, a través de ropas u otros objetos que hayan estado en contacto con los enfermos.

Síntomas generales

La incubación es corta, dura de 1 a 3 días. Luego aparece un ligero estado febril ( 37 a 37,5º) que desemboca en una angina, la cual se recubre de la falsa membrana típica. Poco a poco ésta va invadiendo toda la garganta (amígdalas, úvula, velo del paladar)  y se hace cada vez más gruesa. Se inflaman los ganglios del cuello, la fiebre se eleva y la deglución es dolorosa.

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Algunas veces, en el curso de la convalecencia se presentan complicaciones graves como el “crup diftérico”, que puede provocar la muerte por asfixia.

La inmunidad que confiere esta enfermedad es transitoria.

Tratamiento

El aislamiento del enfermo debe ser riguroso, así como la desinfección de todos los objetos que están en contacto con él.

Se dispone de suero y vacuna antidiftéricos, que se aplican, según los casos, como curativo o como preventivo. La revacunación es imprescindible por la corta duración de la inmunización.

Existe una reacción, llamada reacción de Schick, que permite conocer al grado de receptibilidad del individuo con respecto a la enfermedad. Consiste en una inyección intradérmica de una pequeña dosis de toxina diftérica. Si pasadas las veinticuatro horas de aplicada aparece alrededor de ella una inflamación que persiste algunos días, la reacción es positiva e indica que el sujeto puede contraer la difteria. Si, por el contrario, no aparece ningún síntoma, está inmunizado.

Tos convulsiva o Tos ferina

Es una enfermedad de la infancia, muy contagiosa, que ataca a las vías respiratorias y se caracteriza por típicos accesos de tos. La frecuencia de la enfermedad es mayor en el invierno.

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Agente etiológico

El agente causal es el Haemophilus pertussis , bacilo esférico (cocobacilo). Al producirse los primeros síntomas los gérmenes se agrupan en la mucosa respiratoria.

Contagio

Por tratarse de una enfermedad sumamente contagiosa, el contagio se realiza por vía directa, principalmente por las gotitas de Flügge, o por vía indirecta, mediante objetos contaminados.

La contagiosidad es mayor durante la fase inicial catarral, antes que se declaren los accesos de tos. Esto contribuye a aumentar el contagio.

Síntomas generales

Después de una incubación de alrededor de dos semanas se inicia el período catarral, que se confunde con un resfrío común. Estos síntomas duran de diez a catorce días para continuar con el período convulsivo, que se caracteriza por los inconfundibles accesos de tos, a causa de los cuales el niño queda exhausto y fatigado, y con dificultades respiratorias. Estos accesos en algunos casos van acompañados de vómitos. La complicación más común es la neumonía.

Tratamiento

Es fundamental el aislamiento del paciente en la fase catarral del proceso, aunque esto resulta difícil porque el diagnóstico precoz es casi imposible por su similitud con el resfrío común.

Una vez desencadenada la enfermedad es conveniente una buena desinfección para evitar el contagio de otros niños, ya que el de los adultos es muy raro.

La enfermedad confiere una inmunidad duradera, pero las vacunas otorgan una inmunidad parcial. A pesar de ello su aplicación con fines preventivos debe ser obligatoria para disminuir los casos y la gravedad de la enfermedad.

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Tuberculosis

Es una enfermedad infectocontagiosa que evoluciona en brotes sucesivos, a veces con años de intervalo. Se caracteriza por la formación en el organismo de tubérculos , en los cuales se encuentran los agentes causales.

Existen varias formas de tuberculosis, todas de ellas causadas por el mismo agente patógeno. La más frecuente es la tuberculosis pulmonar, que se registra en el noventa por ciento de los casos.

Agente etiológico

Es una bacteria alargada, a la que se denominó bacilo de Koch en homenaje a su descubridor, el médico y bacteriólogo alemán Robert Koch (1843-1910), quien también aisló el bacilo del cólera.

Este microorganismo se encuentra en abundancia en las expectoraciones (saliva y esputos) y deyecciones (orina y heces) de los enfermos. Es muy resistente, pero el calor húmedo y los rayos ultravioletas lo destruyen fácilmente, en tanto que la luz solar disminuye su virulencia.

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Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch.

Contagio

En la mayoría de los casos, el contagio directo se produce por vía pulmonar al inhalar aire con bacilos emitidos por la tos o los estornudos de los enfermos, o por el polvo atmosférico contaminado. También pueden ingerirse junto con alimentos contaminados; en este caso la infección se produce por vía digestiva.

El contagio es de hombre a hombre o de los animales al hombre, ya que algunos de ellos (vacas, cerdos, perro, gatos, aves) pueden tener tuberculosis. El contagio de los animales al hombre puede ser directo, como en el caso de las personas que conviven con animales tuberculosos.

El contagio indirecto se produce a través de objetos tocados por enfermos o de alimentos contaminados por las moscas o que procedan de animales tuberculosos.

Síntomas generales

La tuberculosis evoluciona en tres fases:

Primera fase: Corresponde a la entrada de los bacilos en el organismo, que como vimos, puede producirse por vía pulmonar o digestiva. Es la primoinfección , y no se acompaña de síntomas de enfermedad. Si el organismo no está debilitado, las defensas propias (glóbulos blancos) forman alrededor de ellos una barrera cuya pared se calcifica y da lugar al tubérculo o nódulo. Después de un tiempo puede curar.

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Segunda fase: Es la diseminación del bacilo por vía sanguínea. Se presentan trastornos diversos como fiebre y congestión pulmonar, que si son bien tratados, se siguen de la curación.

Tercera fase: Algunas veces los bacilos se localizan en distintos órganos para “despertar” cuando las defensas naturales del individuo ceden por debilitamiento, exceso de fatiga y otras enfermedades. Aparecen entonces lesiones, principalmente en los pulmones, aunque a veces afectan las meninges, el intestino, el riñón, los huesos, los ganglios, la laringe o la piel.

La tuberculosis pulmonar , llamada tisis , es la más común y se caracteriza por tos seca, adelgazamiento inexplicable, palidez, ojos brillantes y elevación de la temperatura por las tardes seguida de transpiración nocturna. El estudio radiográfico de los pulmones demuestra la presencia de cavidades o cavernas, que se producen cuando los bacilos localizados en el interior de los tubérculos ablandan la capa protectora y quedan en libertad.

Estos bacilos forman nuevos focos infecciosos, que originan tubérculos y luego cavernas. De tal modo el tejido pulmonar desaparece poco a poco y la infección va en aumento. Esa sustancia blanda, cargada de bacilos, puede ser expulsada al exterior con los esputos. Según el grado de destrucción pulmonar, puede contener sangre.

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Tratamiento

La tuberculosis no es una enfermedad hereditaria, pero los hijos de padres tuberculosos tienen una predisposición a contraer la enfermedad. Los recién nacidos de madre tuberculosa son normales, aunque están amenazados de rápido contagio, por lo que es conveniente separarlos de su madre.

La enfermedad se impide por medio de una buena higiene general (viviendas limpias y soleadas), alimentación suficiente y adecuada, salario decoroso, seguro social que ampare a los enfermos y cumplimiento de preceptos higiénicos tales como no salir en el suelo.

El alcoholismo y el tabaquismo también son causas predisponentes porque disminuyen las defensas propias del organismo.

Los exámenes radiográficos frecuentes, la vacunación y la cutirreacción contribuyen a la erradicación de esta temible enfermedad.

La vacuna antituberculosa o BCG se administra por vía bucal a los recién nacidos antes de los diez días de vida y al ingresar a la escuela primaria.

Actualmente, cuando se diagnostica a tiempo, la enfermedad es completamente curable puesto que existen medicamentos muy eficaces para su tratamiento.

Ver: Bacterias

Fuentes Internet:

http://es.wikipedia.org/wiki/Enfermedad_infecciosa

http://es.wikipedia.org/wiki/Tuberculosis