Fisiología del oído

La función principal del oído es la de convertir las ondas sonoras en vibraciones que estimulan las células nerviosas.

Desde un punto de vista funcional y anatómico el oído lo podemos dividir en las tres porciones conocidas: externo, medio e interno.

El oído externo

Es el encargado de captar dirigir las ondas sonoras, a través del orificio auditivo, hasta el tímpano.

El oído medio

En él, las vibraciones del tímpano se amplifican y trasmiten hasta el oído interno, a través de unos huesecillos denominados martillo, yunque y estribo.

El oído interno

Aquí reside la cóclea o caracol, donde las vibraciones se convierten en impulsos nerviosos que el cerebro transforma en sensaciones auditivas.

 

Mecanismo de la audición

El Pabellón auricular no cumple en el hombre una función importante, a diferencia de algunos animales como cérvidos , equinos y félidos que mueven sus orejas en 180 grados lo que les permite determinar la dirección del sonido, aunque sabemos que existen algunas claves de localización en base a la posición y sombra de la cabeza y la forma de la oreja en la audición monoaural del hombre. Además, se ha observado que algunos hipoacúsicos ponen sus manos en el pabellón logrando un muy leve aumento de la percepción sonora.

También se sabe que un individuo con ausencia de pabellón oye a grandes rasgos en forma normal.

En cuanto al Conducto auditivo externo (25- 30 mm), que por su posición protege el tímpano, sólo cumple función como resonador en los 1.000-3.500 ciclos. También se sabe que la audición se mantiene aunque exista un conducto auditivo filiforme y viene a alterarse sólo cuando la oclusión es total.

Otra función del conducto auditivo externo es la de producir cerumen que actúa como lubricante y protector.

El Oído medio actúa como un multiplicador de la función sonora , ya que existe una interfase aire-líquido entre oído medio e interno que provoca una reflexión del 99,9 % de la energía sonora;  es decir, sin oído medio se pierden 30 dB (decibeles).

La vibración del tímpano es mayor según la frecuencia, siendo mejor en la zona central, entre las frecuencias 1.000-3.000 ciclos/s. y en el martillo directamente sobre los 4.000 ciclos/s.

El mecanismo de amplificación del sonido esta determinado por el tímpano, que es 17 veces más grande que la ventana oval, lo que contribuye a mejorar la audición en 27 dbs.

El mecanismo de palanca de los huesecillos contribuye a mejorar en 3 dbs, lo que permite ajustar la impedancia de la interfase aire—líquido perilinfático del oído interno por medio de la platina del estribo que actúa como pistón.

Cuando el sonido que penetra al oído es muy intenso, se activa un mecanismo de freno que esta determinado por los músculos del estribo y martillo, que aumentan la resistencia a la vibración de los huesecillos protegiendo así las células ciliadas del oído interno.

Para una adecuada vibración del tímpano, la presión atmosférica en el conducto auditivo con respecto a la del oído medio debe ser igual, de lo contrario, se producirá un abombamiento o retracción de la membrana timpánica.

Esto se regula gracias a un adecuado funcionamiento de la trompa de Eustaquio que, además de permitir el drenaje de secreciones, impide el paso de estas al oído medio. La trompa se abre con la deglución y bostezo.

Cuando existe ausencia de huesecillos la onda sonora debe llegar desfasada a las ventanas oval y redonda (juego de ventanas), ya que si llegan al mismo tiempo no se producirá una movimiento de los líquidos del oído interno, impidiendo la vibración del órgano de corti, produciendo una baja de 30 dbs.

Una vez que el impulso sonoro llega a la ventana oval en el Oído interno, se produce un movimiento de la perilinfa determinando una onda denominada "onda viajera" y que tiene un punto de mayor vibración dependiendo de la frecuencia de estímulo en una determinada zona de la cóclea.

Ver Estructura del oído y ver, además, Reflejo acústico

Fuente Internet:

http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/Otorrino/Fisiologia.html