Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana es el movimiento armado iniciado en 1910 para terminar la dictadura de Porfirio Díaz y que culminó oficialmente con la promulgación de una nueva Constitución en 1917, aunque los brotes de violencia continuarían hasta finales de la década de los años veinte.

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Francisco Madero.

El movimiento tuvo gran impacto en los círculos obreros, agrarios y anarquistas a nivel internacional pues la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 fue la primera en el mundo en reconocer las garantías sociales y los derechos laborales colectivos. Se estima que en el transcurso de la lucha murieron más de novecientas mil personas, civiles y militares.

Mucha gente tiene la idea de que la Revolución se inició gracias a Francisco Madero, pero la realidad es que desde el inicio del mandato de Porfirio Díaz hubo algunas sublevaciones de personas que pertenecían al antiguo régimen del liberal Sebastián Lerdo de Tejada. A continuación se enumeran algunas de estas sublevaciones.

•  1876: Mariano Escobedo

•  1877: Pedro Valdés

•  1878: Lorenzo Hernández, Javier Espino

•  1879: Miguel Negrete, Manuel Carreón, Francisco A. Nava, José del Río

Pero estas sublevaciones eran de tipo militar para tomar el poder, sin una ideología de cambio social y económico.

Fue hasta 1900 cuando surgieron los llamados "Clubes Liberales" en los que se agrupaban políticos de tradición liberal jacobina.

En 1901 se celebró el Congreso Liberal en San Luis Potosí promovido por Camilo Arriaga , durante 1902 y 1903 se llevaron a cabo múltiples protestas contra la reelección de Díaz, quien respondió con cárcel y muerte a los inconformes.

La acción más significativa fue la pancarta con la leyenda "La Constitución ha muerto..." en las oficinas del periódico El hijo de El Ahuizote .

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Camilo Arriaga.

Las libertades de prensa y asamblea, garantizadas en la Constitución de 1857 fueron suprimidas, además de que las condiciones de miseria y explotación de obreros y campesinos eran perpetuadas por las concesiones a empresas extranjeras, latifundios y tiendas de raya fomentadas durante el Porfiriato.

La Tienda de raya era un establecimiento de crédito para el abasto básico, ubicada junto a las fábricas o haciendas y donde los obreros o campesinos eran obligados a realizar sus compras. Se conocieron como tiendas de raya pues la gran mayoría de los trabajadores era analfabeta y en el libro de registro de pago de nómina ponían una raya en lugar de su firma.

Un grupo de liberales entre los que se encontraban los hermanos Flores Magón comprendieron que Díaz no dejaría la presidencia a través de una derrota electoral. Este grupo consideraba que la dictadura se sostenía por la fuerza de las armas y sólo por la fuerza de las armas podría caer.

Por esta razón, cuando los liberales salen de la cárcel en 1904, y se exilian en los Estados Unidos, ya se habían creado dos tendencias, unos proponían reformar sólo las estructuras políticas y otros buscaban estallar la revolución social, estos últimos comenzaron a organizar en 1905 el Partido Liberal Mexicano (PLM) que hizo público su programa al siguiente año en San Luis, Missouri.

El 1906 es un año clave para la historia de México, ya que en ese período comienzan a organizarse las primeras insurrecciones promovidas por el PLM contra la dictadura de Porfirio Díaz.

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Tienda de Raya en Cananea.

El 16 de septiembre de 1906 (aniversario de la Independencia de México) el PLM había programado el inicio de la Revolución, sin embargo la sublevación fue descubierta por la policía porfirista y detectives norteamericanos. A pesar de que el levantamiento armado general fue postergado, ese año acontecieron sucesos que después fueron considerados precursores del levantamiento de 1910:

•  1 de junio: Huelga de Cananea en Sonora contra la " Cananea Consolidated Copper Company ", reprimida con un saldo de veintitrés muertos y veintidós heridos, más de cincuenta personas detenidas y cientos de desplazados.

•  1 de julio: Programa del Partido Liberal Mexicano difundido en el periódico Regeneración .

•  30 de septiembre: Rebelión de Acayucan, Minatitlán y Puerto México, Veracruz, reprimida por el ejército.

Desde el principio del siglo, la situación política de México tuvo una nueva fisonomía: muchos mexicanos consideraban que era necesaria una participación del pueblo en la vida política de México, y estimaban urgente que se emprendieran reformas sociales en el país.

En el campo de la cultura destacó, también con fines renovadores, el Ateneo de la Juventud, que a partir de 1908 emprendió una labor crítica contra el positivismo educativo implantado desde Benito Juárez y sostenido como doctrina oficial por el Porfiriato.

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Vista Panorámica de The Cananea Consolidated Copper Company (1908).

El Ateneo se rebeló igualmente contra lo que consideraba limitaciones al desarrollo de la personalidad humana. Militaron en él hombres de la generación anterior como los poetas Luis G. Urbina y Enrique González Martínez, y de la nueva promoción: Antonio Caso, José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes Ochoa, Julio Torri, Jesús T. Acevedo, Alfonso Cravioto y Ricardo Gómez Robelo.

Con varios matices las ideas de cambio social y político se apuntaban lo mismo en el Club Liberal “Ponciano Arriaga”, gracias al cual se puso en marcha el Partido Liberal Mexicano, y entre quienes participaban en los centros católicos de mayor visión, o entre quienes, simplemente, querían que la democracia fuera algo efectivo en el país.

Contra esta actitud de Reforma y de renovación, estaban los porfiristas, que no querían que las cosas comenzaran a cambiar. Pese a ello la agitación comenzó a crecer, y se sintió inquietud en muchos sitios.

Los miembros del Partido Liberal Mexicano aumentaron sus actividades públicas y clandestinas, lo mismo editaban periódicos como Regeneración –que llegó a imprimir hasta 28.000 ejemplares- como formaban sociedades secretas para preparar y excitar la lucha armada.

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Porfirio Díaz en su juventud.

A la inspiración de ese mismo partido se debieron varios brotes rebeldes, o estallidos de huelga, como el de Cananea, Sonora en 1906; el asalto a la Aduana de Nogales, el mismo año, así como los actos de rebeldía que aparecieron también en 1906, en Jiménez, Coahuila; la Acayucan, Minatitlán, Puerto México y Chinameca en Veracruz y de levantamientos armados en varios sitios de Coahuila y Chihuahua, seguidos de la rebelión obrera de Río Blanco en 1907, donde murieron varios obreros.

Cuando en 1910, estalló la revolución armada encabezada por Madero, los componentes del Partido Liberal Mexicano actuaron en forma independiente, sobre todo en los Estados del Norte ya que la Junta Organizadora del PLM operaba en el exilio al sur de los Estados Unidos.

En este lapso la acción más significativa del PLM fue la Rebelión de Baja California, territorio que los liberales tomaron con el apoyo de extranjeros socialistas y anarquistas afiliados al grupo Trabajadores Industriales del Mundo en 1911 pero fueron combatidos por los soldados federales -y luego por los maderistas- quienes los derrotaron finalmente con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos.

Entre 1910 y 1913, las milicias del Partido Liberal tomaron varias poblaciones fronterizas del norte del país y actuaban en otros Estados del sur como Michoacán y Veracruz.

La Entrevista Díaz-Creelman

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James Creelman.

Ideas de Reforma, estudios sociales y económicos, lo mismo que una propaganda más o menos intensa de quiénes deseaban un cambio en la situación, fueron preparando el ambiente favorable a un despertar cívico que encontró una ocasión inesperada para manifestarse cuando el general Porfirio Díaz fue entrevistado por James Creelman, redactor del Pearson´s Magazine , en marzo de 1908.

La agitación que sobrevino poco después fue prácticamente incontenible. En resumen, el general Díaz le expresó al periodista norteamericano que, en su opinión, el pueblo mexicano ya estaba apto para la democracia, y él prometía retirarse a la vida privada una vez que concluyese su período de gobierno en 1910:

“He esperado con paciencia, dijo, el día en que el pueblo mexicano estuviera preparado para seleccionar y cambiar su gobierno en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin perjudicar el crédito nacional y sin estorbar el progreso del país. Creo que ese día ha llegado. Si en la República, agregó, llegase a surgir un partido de oposición, lo miraría como una bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara poder, no para explotar, sino para dirigir, yo lo acogería, lo apoyaría y me consagraría a la inauguración feliz de un gobierno completamente demócrata…”

La entrevista provocó muchas reacciones. Algunos pensaron que el presidente hablaba así porque quería provocar una corriente favorable a su causa que le permitiera seguir en el poder; y no faltaron quienes supusieron que la entrevista fue una trampa que le tendieron sus enemigos.

En la práctica ocurrió que, a través de folletos y por otros medios, no pocos políticos insistieron en la conveniencia de que siguiera el general Díaz en el poder por lo que lo presionaron a efectuar de nuevo una reelección, pero otros pensaron que ya era necesario e indispensable un cambio de fondo.

Surgimiento de Partidos

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Obreros amotinados en la Planta textil de Río Blanco  (7 enero 1907).

En esta época, efectivamente, surgieron dos grupos principales dispuestos a la lucha electoral: el Partido Nacional Antirreeleccionista y el Partido Democrático, con ciertas tendencias independientes, mientras otros, como el Partido Nacional Porfirista y el Partido Científico optaron por reorganizarse para actuar mejor ante la inminencia de una campaña de carácter electoral.

Otra agrupación que también se desarrolló con cierta amplitud fue el Partido Reyista.

En el Partido Democrático se encontraban personas que estimaban preferible que Porfirio Díaz siguiera al frente del poder, pero que se buscara a un candidato distinto a Ramón Corral para la Vicepresidencia de la República. Así lo manifestaron en abril de 1909, aunque no alcanzando popularidad, el Partido, al final, se deshizo.

Ante esta situación, los Científicos presentaron como candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente, a Porfirio Díaz y a Ramón Corral.

En mayo de 1909 estaba funcionando ya el centro Antirreeleccionista en cuyas filas se hallaban personas que poco más tarde iban a tener una importante actuación política, como fueron, entre otros, Francisco Madero, Emilio Vázquez Gómez, Toribio Esquibel, José Vasconcelos y Luis Cabrera.

El primero de ellos, Madero, se había hecho célebre para entonces con motivo de la publicación de un libro suyo llamado “La Sucesión Presidencial en 1910”, en la que hizo un estudio de la situación política mexicana, con cierto criterio independiente.

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Entierros de víctimas en Río Blanco (1907).

El Partido Reyista, sin tener propiamente un programa doctrinal completo, comenzó a trabajar para presentarse a las elecciones con dos candidatos: el general Porfirio Díaz para la presidencia de la República y el general Bernardo Reyes para la Vicepresidencia; pero en vista de que Porfirio Díaz realizó diversas maniobras contra este último y aun lo comisionó con un pretexto de tipo militar para ir a Europa, y dejarlo fuera de la escena política, el Partido Reyista se deshizo, y al carecer de objetivo inmediato sus componentes se reorganizaron después y formaron el Partido Nacionalista Democrático, que participó, junto con el más combativo y numeroso Partido Antirreeleccionista, en la Convención Nacional Independiente, de abril de 1910, que tuvo lugar en la Ciudad de México.

Para dar impulso y vigor al partido y a la reunión citada, Francisco Madero realizó una gira por algunos Estados de la Nación, que logró despertar entusiasmo en algunos y que la Convención contara con muchos integrantes. Plenamente instalada esta última y puesto a discusión el tema de las elecciones, se resolvió presentar como candidato a la Presidencia de la República a Francisco Madero, y como candidato a la Vicepresidencia a Francisco Vázquez Gómez, antiguo médico de Porfirio Díaz, de quien se había distanciado políticamente para entonces.

Al mismo tiempo que se lanzaba esa fórmula de Madero-Vázquez Gómez, los convencionistas elaboraron un programa que iba a servir como bandera de lucha, y en la cual los principios de “no reelección” del Presidente y de los Gobernadores, y de “Sufragio efectivo”, eran esenciales. La campaña, en consecuencia, no tuvo sino dos rivales, el Partido Antirreeleccionista y el Partido Reeleccionista o Científico.

Plan de San Luis

En su calidad de candidato a la Presidencia de la República, Francisco Madero realizó una nueva gira política por diversos sitios, despertándose no escaso entusiasmo a favor de sus planteamientos de oposición al régimen de Porfirio Díaz, enfocados a lograrlo no por la violencia, sino por la participación de los ciudadanos el día de las elecciones.

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Iglesia en San Luis de Potosí.

El gobierno se alarmó a la vista de tal situación y decidió actuar aprehendiendo a Madero acusándolo de haber incurrido en delitos de ultrajes a la autoridad y de intento de rebeldía en Monterrey, conduciéndolo después a San Luis Potosí para que se siguiera el proceso correspondiente; su defensa logró que saliera libre bajo caución, pero con el deber de permanecer en la ciudad.

En este ambiente tenso, difícil, en el que la violencia política ya se dejaba sentir por ambas partes, tuvieron lugar las elecciones a mediados de 1910, que se efectuaron con todas las irregularidades que eran de suponerse para evitar que los antirreeleccionistas pudieran ganar.

El Congreso conformado por porfiristas, expresó que habían resultado triunfantes Porfirio Díaz y Ramón Corral y que ocuparían tales cargos en el periodo 1910-1914.

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Dr. Francisco Vázquez Gómez y Francisco Madero en la Convención Anti-Reelección,  Abril 1910.

Francisco Madero, persuadido de que toda solución pacífica era imposible, se fugó de San Luis Potosí hacia San Antonio, Texas, y dispuesto a iniciar la lucha armada, proclamó allí el Plan de San Luis, de 5 de Octubre de 1910, en el que dijo: “Haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la República, mientras el pueblo designa conforme a la ley a sus gobernantes”.

Acto seguido, señaló en el artículo 7 de dicho plan, “El 20 de Noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan”. Ese día, sin embargo, prácticamente no pasó nada, y, salvo los acontecimientos de Puebla del día 18, la mayor parte de los brotes rebeldes de escasa importancia estallaron en los días subsiguientes.

La Lucha Armada

El gobierno porfirista se aprestó a acabar con los centros Antireeleccionistas que más peligro implicaban, y tomó disposiciones en contra de los de México y Puebla.

En esta última ciudad, Aquiles Serdán encabezaba a los antireeleccionistas; se supo que en su casa se encontraban algunos individuos con armas y la policía se aprestó a hacer un cateo para proceder en contra de ellos pero cuando los gendarmes llegaron se les hizo fuego, muriendo en el acto Miguel Cabrera, Jefe de la Policía en Puebla y prolongándose el tiroteo por mucho tiempo haciéndose necesaria la intervención del ejército para sitiar la casa y ocuparla finalmente.

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Aquiles Serdán.

El 20 de noviembre, Madero atravesó el puente internacional para impulsar el movimiento revolucionario en Ciudad Porfirio Díaz (Piedras Negras), pero no tuvo éxito y le fue preciso regresar a territorio norteamericano.

Esto parecía un completo fracaso pero en el curso de las semanas siguientes cambió el panorama y la revuelta comenzó a extenderse por muchos sitios a la par que se dejaba sentir, asimismo, la influencia de los Estados Unidos, que en la práctica favorecieron al maderismo al movilizar veinte mil soldados hacia la frontera mexicana para “mantener la neutralidad”, y al disponer que varios barcos de guerra se dirigieran a puertos mexicanos del Golfo.

Tales maniobras militares y navales fueron una presión para el gobierno porfirista.

Entre los Jefes rebeldes que se lanzaron a la rebelión en ese entonces, pueden mencionarse los siguientes; Emiliano Zapata, Ambrosio y Rómulo Figueroa, y Manuel Asúnsulo en Morelos; Salvador Escalante y Ramón Romero en Michoacán y Jalisco; Gabriel Hernández en Hidalgo y Pascual Orozco en Chihuahua entre otros. En Chihuahua las acciones de Abraham González fueron determinantes en los primeros días.

Fin del Porfiriato

El ministro de Hacienda, José Yves Limantour, que se encontraba en Europa, regresó a México, vía Nueva York donde los revolucionarios se entrevistaron con él y le entregaron proposiciones para que las pusiera en manos del General Díaz, a fin de llegar a un acuerdo.

Limantour, al mismo tiempo, quedó muy impresionado por la actitud hostil del gobierno de Estados Unidos a Porfirio Díaz pues le reprochaban al gobierno mexicano la entrada de capital europeo en el país.

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José Yves Limantour.

Llegado a México, instó a Porfirio Díaz a efectuar diversos cambios y reformas políticas al país.

Varios emisarios de Díaz se entrevistaron con los rebeldes y se convino un armisticio, pero como no se pudo llegar a ningún acuerdo, los rebeldes, comandados por Pascual Orozco en el Norte, atacaron Ciudad Juárez, que cayó a principios de mayo en 1911, desde allí Madero envió un telegrama exigiendo de nuevo la renuncia de los dos líderes del país.

El día 21 se celebraron los Tratados de Ciudad Juárez, entre delegados porfiristas y revolucionarios, en donde se aceptaba la renuncia de Porfirio Díaz y de Ramón Corral.

El día 25 renunció a sus cargos y con ello llegó a su fin el porfiriato. Porfirio Díaz salió de la capital y en Veracruz se embarcó en el navío alemán Ipiranga, rumbo a Europa, en donde murió el 2 de Julio de 1915, en la ciudad de París.

El Interinaje y Presidencia de Madero

Francisco León de la Barra, en calidad de Presidente Interino, gobernó del 25 de mayo de 1911 al 6 de noviembre del mismo año. Durante la gestión de este personaje ocurrió un acontecimiento internacional de particular interés, que consistió en haberse dictado el laudo arbitral favorable a México, en virtud del cual se reconocía el derecho de México sobre el Chamizal, en Texas, la cual se había perdido tiempo atrás por razón de modificaciones naturales en el curso del río Bravo.

México había insistido durante varios años en sus razones, y el gobierno porfirista había llevado adelante las gestiones necesarias para la recuperación de ese pequeño territorio, que no concluyeron hasta el gobierno de Francisco León de la Barra de forma favorable a México.

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Porfirio Díaz y Ramón Corral.

Empero, el representante norteamericano en el Tribunal arbitral no estuvo conforme, y el gobierno de Estados Unidos se negó a cumplir con el laudo hasta el año de 1963, en que por un acuerdo entre los presidentes John F. Kennedy y Adolfo López Mateos, se pusieron las bases para acatar la resolución y reintegrar el Chamizal a la soberanía mexicana.

En lo interno, el régimen de De la Barra tuvo dos misiones principales que consistieron en buscar la vuelta de la paz a la nación y convocar a elecciones para la designación de los nuevos Presidente y Vicepresidente de la República.

A la vista de los primeros comicios varios partidos hicieron acto de presencia pero de todos ellos fueron los que destacaron: el Antirreeleccionista, el Reyista y el Partido Nacional Católico. De hecho, no hubo más que un solo candidato a la presidencia, Francisco Madero, porque el otro candidato, Bernardo Reyes, que vio acometidos a sus partidarios por un grupo de maderistas violentos agrupados en lo que se llamó la “Porra”, dirigida por Gustavo Adolfo Madero y Serapio Rendón, prefirió abandonar su candidatura y retirarse a los Estados Unidos.

El Partido Antirreeleccionista fue reorganizado a instancias de Madero y apareció en lugar suyo el Partido Constitucional Progresista, que presentó la fórmula siguiente: Francisco Madero para Presidente y José María Pino Suárez para Vicepresidente, aunque esta última candidatura era poco popular, según se demostró en la campaña.

Cuando el Partido Nacional Católico presentó a su vez como candidatos a Francisco Madero y a Francisco León De la Barra, este último para Vicepresidente, quedó manifiesto que no había otro candidato para la Presidencia que Madero.

Se efectuaron las elecciones y Madero y Pino Suárez resultaron triunfantes. Los maderistas obtuvieron la mayoría de los triunfos, pero el Partido Nacional Católico logró la victoria de 4 Senadores, 29 diputados, 4 gobernadores y cierto número de Diputados Locales. Ya en pleno ejercicio de sus funciones, los representantes de este último partido elaboraron varias iniciativas de ley para favorecer la reforma social, pero las circunstancias políticas impidieron que se les tomara en cuenta.

Los Planes de Ayala y Chihuahua

El Presidente Madero actuó del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913. Aparentemente, la revolución había llegado al poder; pero pronto se vio que la paz, el orden y la tranquilidad estaban lejos de haberse arraigado en el país.

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Taft y Porfirio Díaz en 1909.

Grupos de insurrectos los había en Chiapas y en Oaxaca; en agosto apareció un brote rebelde en Yucatán; pero lo más grave fue que, sólo unos días después de que Francisco Madero se hizo cargo del poder, estalló en Morelos un levantamiento promovido por Emiliano Zapata, quién dio a conocer su Plan de Ayala, en el que acusaba a Madero de ser un dictador, de no cumplir los postulados revolucionarios y de cometer actos opuestos al pueblo.

En ese Plan se pedía la devolución de las tierras a los pueblos y particulares a quienes se hubiera despojado; se demandaba la expropiación de la tercera parte de los latifundios para repartirse la tierra correspondiente, y se pedía, finalmente, la nacionalización de las propiedades de quienes se opusieron al mencionado Plan.

Emiliano Zapata, que se había rebelado contra Porfirio Díaz, también siguió como rebelde durante el gobierno de De la Barra, y cuando este mandó tropas a someterlo, Francisco Madero, intervino para que los zapatistas siguieran actuando.

Al llegar Francisco Madero a la Presidencia, Zapata le exigió que expidiera una ley Agraria, pero Madero contestó que Emiliano Zapata debía rendirse primero y entregar las armas. Y eso precipitó la ruptura entre los dos.

En el Plan de Ayala se reconocía como Jefe de la Revolución a Pascual Orozco, y si este no aceptaba, quedaría Emiliano Zapata en el puesto, como efectivamente sucedió.

La lucha se presentó con gran violencia, y aun cuando se lanzaron varias campañas contra los zapatistas, no se pudo acabar con ellos. Poco más tarde se complicó la situación porque otro antiguo revolucionario, Pascual Orozco, dio a conocer en marzo de 1912 su Plan de la Empacadora o Plan de Chihuahua, en el que también desconocía a Francisco Madero y pedía Reformas Sociales.

Con ello, la intranquilidad cundía en el norte, escenario de nuevas luchas. Orozco tuvo éxito al principio pues derrotó a Francisco Villa mientras este lo buscaba, pero al fin fue derrotado por el Ejército Federal mandado por Victoriano Huerta y por las fuerzas rurales de Francisco Villa.

La Decena Trágica

México vivía una situación muy riesgosa. Pululaban las fuerzas rebeldes en formas de guerrillas. El gobierno era atacado severamente por la prensa y mostraba ciertos signos de debilidad.

Fue en medio de ese ambiente de desasosiego como surgió un nuevo movimiento armado que dirigía el general Bernardo Reyes en la frontera Norte; como fracasó, se rindió fue llevado preso a la prisión militar de Santiago, en la Capital.

Otro brote de oposición lo animó el general Félix Díaz, sobrino del antiguo Presidente que se sublevó en Veracruz, y tras algunas vicisitudes fue derrotado y conducido a la penitenciaria de la Ciudad de México.

En todo ello, los soldados federales sostuvieron a Madero; sin embargo, varios militares federales se pusieron en comunicación con los dos presos y se tramó una revuelta que tendría por objetivo la aprehensión del Presidente y Vicepresidente, y el establecimiento de una junta revolucionaria que tendría por objeto reorganizar el gobierno.

Los generales Félix Díaz y Bernardo Reyes fueron liberados para que actuasen, pero cuando Reyes se dirigió al Palacio Nacional, fue atacado por tropas federales leales y murió; los otros rebeldes se apoderaron de un recinto militar llamado “la Ciudadela”, y se hicieron fuertes en ella.

El presidente Francisco Madero designó a Victoriano Huerta como comandante de la Plaza en sustitución de Lauro Villar, que había sido herido en los combates y además llamó de Cuernavaca a las tropas del general Felipe Ángeles que consideraba sitiar la ciudadela para ganar la batalla. Ángeles hubiera derrotado fácilmente la Ciudadela pero Victoriano Huerta se lo impidió.

La lucha se extendió del 9 al 18 de febrero de 1913, y se conoce con el nombre de Decena Trágica, al final de la cual Huerta abandonó sus deberes, se entendió con los sublevados mediante el Pacto de la Ciudadela, firmado en la embajada de los Estados Unidos, y aprehendió a Francisco Madero y a José María Pino Suárez, quienes se vieron obligados a presentar sus renuncias ante el Congreso, que se las aceptó 119 votos a favor y 8 en contra, no obstante estar formado por una mayoría maderista. También arrestó a Felipe Ángeles.

Victoriano Huerta.

La situación parecía particularmente inquietante, por que el embajador norteamericano, Henry Lane Wilson, había estado interviniendo en la política, y había hecho circular el rumor de que las fuerzas armadas de su país iban a entrar a suelo mexicano, desembarcando los navíos surtos en el Golfo. El rumor era falso, pero contribuyó a crear zozobra, temor y la convicción de que la paz sólo se alcanzaría si Madero y Pino Suárez abandonaban el Poder.

Presentada la renuncia de estos últimos el 19 de febrero, quedó como Presidente quien hasta entonces fungía como ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Lascuráin, cuya gestión se prolongó de las 10:34 a las 11 de la mañana de aquel día. Nombró ministro de Gobernación a Huerta, renunció y de conformidad en el Congreso Victoriano Huerta se hizo cargo del poder.

El Gobierno Huertista

El Nuevo Presidente ostentó tal carácter del 19 de febrero de 1913 al 15 de julio de 1914. Fue reconocido por el Congreso, la Suprema Corte de Justicia, los gobernadores de los Estados –menos los de Sonora y Coahuila– y el Cuerpo Diplomático.

Sin embargo, el país entró pronto en una etapa de gran conmoción política, por que la rebelión se propagó en contra de Victoriano Huerta, bajo la acción del Gobernador coahuilense, Venustiano Carranza, quién, con otras personas, dio a conocer el Plan de Guadalupe de 26 de marzo de 1913, por lo que se desconocía el gobierno Huertista.

Carranza, quién ya estaba en actitud levantisca contra Francisco Madero, desconoció inicialmente a Victoriano Huerta, después lo reconoció como Presidente, pero no habiendo llegado a un entendimiento con éste, se lanzó a una lucha definitiva contra él.

Se formó un Ejército llamado “Constitucionalista” y Venustiano Carranza quedó como su Primer Jefe. Mientras tanto Huerta, de conformidad con el Pacto de la Ciudadela, formó un primer Gabinete con personajes destacados que le fueron impuestos, y entre quienes estaban: Francisco León de la Barra, Alberto García Granados, Toribio Esquibel Obregón, Rodolfo Reyes, Jorge Vera Estañol entre otros.

Huerta insistió entonces y aún después, en que su principal preocupación era la de que la nación se encauzase por los senderos de la paz, pero de hecho él mismo, por su política de fuerza y de atentados, estorbó el propósito y lo hizo impracticable.

Y así, en el curso de 1913, fueron asesinados, el 19 de febrero, Gustavo Adolfo Madero y Adolfo Bassó Bertoliat; el 22 ocurrió lo mismo con Francisco Madero y José María Pino Suárez, para lo cual se les sacó de la penitenciaría donde estaban confinados; y después: Abraham González, Edmundo Pastelín, Adolfo Gorrión, Serapio Rendón y Belisario Domínguez Palencia.

Este último, que era senador de Chiapas, pronunció un discurso en el que condenaba la violencia desatada, acusó a Victoriano Huerta de asesino, y ello naturalmente disgustó al régimen, y a consecuencia de él fue muerto.

El Congreso protestó con energía, y Victoriano Huerta dispuso que fuese disuelto y sus componentes aprehendidos y encarcelados. Huerta se deshizo igualmente de su primer gabinete, y formó otro con elementos adeptos a él. Y persuadido de que era inconveniente para su régimen convocar a elecciones presidenciales, las aplazó. Al fin se decidió a hacerlas, pero el nuevo Congreso las declaró nulas y Huerta continuó en el Poder. El Partido Nacional Católico que no quiso prestarse a ser mero instrumento del gobierno, fue disuelto y algunos de sus Jefes fueron apresados y mandados a San Juan de Ulúa.

Intervención de Wilson

En el campo internacional, el presidente de los Estados Unidos, William Howard Taft, no resolvió en definitiva si reconocer o no al gobierno de Victoriano Huerta, y dejó el problema a su sucesor, Woodrow Wilson, quien pronto comenzó a tener una intervención muy acentuada en los asuntos mexicanos.

Quiso establecer las normas conforme a las cuales debía resolver la situación, y al efecto mandó a John Lind para indicarle a Victoriano Huerta cuál era el punto de vista del gobierno norteamericano; pero el Ministro de Relaciones Exteriores de la administración huertista, Federico Gamboa, le indicó en forma terminante que no tenía derecho a inmiscuirse en la política nacional.

Wilson se empeñó en prescribir cómo debían ser las elecciones; y continuó su política intervencionista de diversas maneras; entre otras, dispuso la neutralidad oficial de los Estados Unidos en la contienda mexicana, lo cual significaba que no podían venderse armas a ninguno de los dos rivales, ni al gobierno huertista ni a los revolucionarios; pero en la práctica, y mediante disfraces, los revolucionarios si recibían armas que adquirían de algunos norteamericanos.

Extremada su actitud en contra de Huerta, que se mostró siempre reacio a admitir sus indicaciones, Wilson puso en marcha una amplia campaña diplomática para impedir que otros gobiernos extranjeros reconocieran la administración mexicana, ni se le concedieran empréstitos.

Más aún, cuando Alemania había vendido casquillos de balas a Victoriano Huerta, Wilson pretextó un ultraje a la bandera norteamericana (Incidente de Tampico), y ordenó que la infantería de Marina norteamericana ocupara el puerto de Veracruz (Ocupación estadounidense de Veracruz), como en efecto lo hizo el 21 de abril del mencionado año, pese a la resistencia del pueblo y de los cadetes de la Escuela Naval Militar.

Mediante esta maniobra, el barco alemán Ipiranga, donde venía el cargamento, no pudo desembarcar los materiales para entregarlos a las autoridades huertistas. Como es natural, todo ello favoreció a la causa constitucionalista en gran manera.

Triunfo Revolucionario

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Venustiano Carranza.

Las tropas Rebeldes, dirigidas por el Primer Jefe, Venustiano Carranza, se dividieron en tres porciones principales que fueron: el Ejército del Noreste, mandado por el general Pablo González Garza; el Ejército del Norte, mandado por Francisco Villa; y el del Noroeste encabezado por Álvaro Obregón.

Poco a poco las líneas de resistencia de los federales se fueron doblegando. González avanzó hasta ocupar Tampico y Monterrey, Villa causó las más serias derrotas a los federales al tomar a los gobiernistas en Chihuahua, Coahuila y Zacatecas –con hechos de armas sangrientos encabezados por Rodolfo Fierro quién fue el principal culpable de éstos, sobre todo en las tomas de Torreón y Zacatecas-, y Álvaro Obregón que adelantó sus fuerzas por las costas del Pacífico, hasta ocupar Guadalajara a mediados de 1914.

La lucha era fuertemente dramática en aquellas zonas, mientras que ardía el Sur con la Rebelión Zapatista.

En este ambiente de notable violencia, los gobiernos que formaron el grupo ABC –Argentina, Brasil y Chile- fueron invitados a servir como mediadores entre los rivales mexicanos, y concurrieron para ello a las Conferencias de Niagara Falls, en las cuales los norteamericanos se convirtieron en los voceros de los Carrancistas y señalaron que era indispensable que Victoriano Huerta dejara el poder.

En tales términos, Huerta, comprendiendo que su causa estaba perdida, renunció y quedó como presidente el Licenciado Francisco Carvajal, quien ostentó el cargo del 15 de julio al 13 de agosto de 1914, y se esforzó por que hubiera un gobierno equilibrado y se evitara un desastre nacional, pero los carrancistas y los norteamericanos se mostraron intransigentes y Carvajal abandonó el poder.

Algunos funcionarios del régimen se entrevistaron con Álvaro Obregón, y celebraron los Tratados de Teoloyucan, en los que se convino la entrega de la Ciudad de México y la disolución del Ejército Federal, que siempre había sido Porfirista.

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Álvaro Obregón.

El 15 de agosto de 1915, las primeras fuerzas revolucionarias ocuparon la Capital, y Obregón quedó como autoridad principal. Este, entre otras cosas, dispuso la ocupación de varios templos y la aprehensión de los sacerdotes del Arzobispado de México para exigirles medio millón de pesos, que no entregaron porque no los tenían: a resultas de ello, decretó la expulsión de los sacerdotes extranjeros, a los mexicanos los amenazó de muerte, y a algunos los envió a Veracruz, quedando libres al final, logrando así oposición con viejos miembros del Partido Católico que presidía Rafael Ceniceros y Villareal.

En general, la acción en el área carrancista fue, en muchos sitios, antirreligiosa. En Durango, Obregón tomó para así el anillo pastoral del Obispo, cuando este no pudo darle el dinero que se pedía, y se le obligo a barrer las calles.

En varios lugares muchos sacerdotes fueron expulsados o reducidos a prisión, pena de muerte a ellos en San Luis Potosí, cierre de Colegios Católicos, muerte por confesión, quema de confesionarios. Esta acción persecutoria no fue impulsada por Venustiano Carranza, sino por las ideas de Álvaro Obregón, que finalmente serían seguidas por Plutarco Elías Calles, que en ese tiempo ya era general y que originarían la Guerra Cristera. En cambio, en el campo zapatista, no existieron estas persecuciones.

El Constitucionalismo

Desaparecido el régimen Huertista, quedaron triunfantes los elementos revolucionarios, pero no hubo entre ellos paz ni armonía pues entre Venustiano Carranza y Emiliano Zapata no hubo entendimiento, como tampoco lo hubo con Francisco Villa, puesto que Carranza le pedía a Zapata que lo reconociera como presidente y cesara la lucha, Zapata aceptaba siempre y cuando Carranza aceptara el Plan de Ayala.

Villa se encontraba en la misma situación pues estaba dispuesto a reconocer su autoridad siempre y cuando se acepte como objetivo principal del nuevo gobierno la repartición de tierras, pero nada se resuelve puesto que Carranza creía que los hacendados tenían derechos por las leyes.

Venustiano Carranza entonces decide enviar a Álvaro Obregón a convencer a Francisco Villa, pero tratando Obregón de atacar a las tropas Villistas por un lado y lograr una alianza por el otro, es descubierto por Villa y este manda fusilarlo, pero Serrano y Raúl Madero evitan que Obregón sea fusilado aceptando las condiciones de Villa y firman un acuerdo, logrando escapar a Chihuahua y a medio camino Villa recibe un telegrama de Venustiano Carranza en donde éste rechaza el acuerdo, Villa persigue a Obregón pero ya no lo alcanza y rompe definitivamente con Carranza.

En esta situación algunos revolucionarios convocaron a una convención, en octubre de 1914, para hallar una fórmula que conciliara los distintos intereses y evitara una ruptura peligrosa entre los triunfadores.

Plutarco Elías Calles.

Sus primeras sesiones tuvieron lugar en la Capital y las posteriores y más importantes, pues englobaron a los cuatro combatientes, fueron las que tuvieron lugar en Aguascalientes por lo que se conoce como Convención de Aguascalientes.

En la convención se decide invitar a los Zapatistas, con voz pero sin voto, ahí se encuentran por fin zapatistas y villistas que descubrieron ahí sus similitudes.

Los primeros quince días transcurrieron con discursos en donde se exponían los diversos puntos de vista hasta que llegan los Zapatistas a la convención, se estudian los diversos postulados y se aprueba el Plan de Ayala.

Pero los convencionistas no sólo obtuvieron el visto bueno de todos los demás pues la unión Villa-Zapata logra mayoría, sino que además convencen a algunos obregoncistas y carrancistas con lo que la división se ahondó al nombrarse por ellos Presidente a Eulalio Gutiérrez, un Villista, quién tomó el cargo el 3 de noviembre de 1914 y lo abandonó el 28 de mayo de 1915, en franca oposición a Carranza.

Las tropas convencionistas obligaron a Venustiano Carranza a salir de la Capital y tomar el rumbo de Veracruz, en donde logró establecerse y aún disponer de tiempo para expedir unas leyes de particular importancia, como fueron, entre otras, la Ley de Relaciones Familiares, la Reforma del Municipio; la Ley de 6 de enero de 1915, que promovía la reforma agraria; algunas de protección a los obreros y otras.

Gutiérrez dejó la Presidencia en pugna con Villa pues le negó toda ayuda a Emiliano Zapata y se pasó al bando obregoncista. Entre tanto, se hizo cargo de ella el general Roque González Garza del 18 de enero de 1915 al 10 de junio del mismo año, quien tuvo el apoyo de villistas y de zapatistas, pero se vio envuelto en multitud de problemas políticos, militares y de abastecimiento de alimento a la Ciudad de México, que sufrió una temporada de hambre por la carencia de bastimentos.

Fue sucedido por el licenciado Francisco Lagos Cházaro del 10 de junio de 1915 a enero de 1916, y quien tuvo una autoridad más aparente que real, pues Zapata y Villa, aunque decían reconocerlo, de hecho actuaban por su propia cuenta.

Las diferencias entre Villa y los carrancistas se agravaron cada vez más. La lucha tomó caracteres muy vivos cuando Carranza envió a la guerra contra Francisco Villa a Álvaro Obregón, y dentro de ella destacaron los combates en la región de Celaya (Batalla de Celaya) y León, en donde los villistas fueron deshechos por Álvaro Obregón que implementó nuevas técnicas inventadas en Europa, la “Guerra de Trincheras”.

Vencidos los hombres de Villa y capturados muchos de ellos, doscientos oficiales villistas fueron asesinados con ametralladoras por los carrancistas además de las derrotas en Aguascalientes, Durango y Naco, Sonora que obligaron a Villa a refugiarse en Chihuahua.

Reducido a jefe de grupos poco numerosos, en Chihuahua, Villa se reorganizó y siguió dando guerra en ese estado como guerra de guerrillas.

En octubre de 1915, los Estados Unidos reconocieron como único gobierno al de Venustiano Carranza, pese a que, de acuerdo con las leyes mexicanas el legítimo era el de la Convención de Aguascalientes.

Indignado por el reconocimiento, Villa, con cuatrocientos hombres atacó la población de Columbus, Nuevo México (Batalla de Columbus) tomándola por unas horas y dio muerte a americanos en Santa Isabel, Chihuahua.

Las tropelías villistas dieron lugar a que Woodrow Wilson con el permiso de Venustiano Carranza enviase a suelo mexicano a una Expedición Punitiva comandada por el general John J. Pershing al mando de doce regimientos, caballería y fuerzas aéreas que resultó infructuosa porque nunca dio con Francisco Villa.

Tropas carrancistas y estadounidenses buscaron al guerrillero por todas partes pero nunca lo encontraron y en las dos batallas que enfrentaron contra los villistas durante los seis meses de búsqueda fueron derrotados: en el Parral por villistas y en el Carrizal por tropas carrancistas que no dejaron pasar a las tropas estadounidenses.

Las Tropas Villistas, al mando de Francisco Villa en ese tiempo, recuperaron mucha parte de su ejército y volvieron a tomar Chihuahua exitosamente, aunque sólo por momentos.

La Constitución de 1917 y la Presidencia de Carranza

Por ese entonces se convocó a un Congreso Constituyente en la Ciudad de Querétaro, al que concurrieron sólo Diputados carrancistas, por haberse excluido a todos sus enemigos o desafectos.

Los integrantes del Congreso se aplicaron a elaborar una nueva Constitución Federal, que en cierto modo siguió muchos principios de la anterior, la de 1857, pero en no pocos artículos introdujo reformas, o estableció principios completamente nuevos, sobretodo en lo referente a la reforma agraria, que impulsó la distribución de la tierra, y en lo que ve a la protección de la clase obrera.

Además, en todos los artículos que tocaban el problema educativo o religioso, se percibió un espíritu faccional muy dividido y llamativo, medularmente anticatólico por una parte y por otra en protección de las ideas de los últimos que al final fueron a repercutir en la Guerra Cristera con Plutarco Elías Calles con el cumplimiento riguroso de la Ley y la condena de lo antirreligioso de la constitución del Papa Pío XI en su encíclica Iniquis afflictisque el 18 de noviembre de 1926.

El Proyecto original de la Constitución estuvo redactado por los diputados José Natividad Macías, Félix F. Palavicini, Luis Manuel Rojas, Alfonso Cravioto, Manuel Andrade y Juan N. Frías; pero en el curso de las sesiones, el proyecto fue modificado hasta alcanzar su forma final, que al conseguirse, permitió que se promulgase la Constitución el 5 de Febrero de 1917.

Entre sus normas fundamentales, pueden mencionarse las siguientes:

El Artículo 1º estableció el otorgamiento de "garantías" o derechos individuales a toda clase de personas.

El Artículo 2 prohibió la esclavitud.

El Artículo 3 estableció la educación laica para escuelas oficiales y particulares.

El Artículo 4 consagró la libertad de trabajo.

El Artículo 5 prohibió los votos religiosos y el establecimiento de órdenes religiosas.

El Artículo 7 prescribió la libertad de imprenta.

El Artículo 24 estableció la libertad de creencias, pero prohibió todo acto de culto externo fuera de los templos o de las casas particulares.

El Artículo 27 estableció el antiguo principio español del dominio de la nación sobre el subsuelo. Consagró el reparto de la tierra; y perpetuó la nacionalización de los bienes eclesiásticos y prohibió la existencia de colegios eclesiásticos, conventos, obispados y demás.

El Artículo 39 consagró el principio de la soberanía nacional.

El Artículo 40 señalo que el régimen del gobierno era el de una república representativa, democrática y federal.

El Artículo 49 dividió el ejercicio del Supremo Poder de la Federación en tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Federal

El Artículo 50 indicó que el Congreso Legislativo se formaría por un Congreso con dos Cámaras, una cámara alta y otra baja, es decir, la de senadores y la de diputados.

El Artículo 80 consagró como depositario del Poder Ejecutivo al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.

El Artículo 94 puso las bases del poder Judicial de la Federación.

El Artículo 107 consagró el “Juicio de Amparo”.

El Artículo 115 puso las bases del municipio libre.

El Artículo 123 estableció un régimen de protección a la clase trabajadora.

Fuentes Internet:

www.nevadaobserver.com/Mexican%20Revolution%2...

www.exploramex.com/epocaIndep/Chamizal.htm

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