Destrucción de Santiago

Luego de unos meses de fundada la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, Pedro de Valdivia dejó en ella una guarnición de soldados al mando de Alonso de Monroy y marchó hacia el valle del Cachapoal, donde se decía que numerosos grupos de indios se preparaban para atacarlos. El cacique Michimalonco, al alba del día 11 de septiembre de 1541, junto con unos ocho mil indios, se dejaron caer sobre el pequeño poblado situado a los pies del cerro Santa Lucía.

Encarnizadamente pelearon bajo nubes de flechas y piedras, a las que luego agregarían el fuego, pues los indios incendiaron las casas. Los españoles, combatiendo incansablemente, debieron replegarse hacia la Plaza Mayor.

Alonso de Monroy

La situación se hacía insostenible. Pese a que sólo se habían perdido dos soldados, el resto estaba extenuado o, herido o acorralado por el fuego. En estas difíciles circunstancias Inés de Suárez, quien ayudada a curar a los heridos, tuvo una idea temeraria. Propuso degollar a algunos caciques que habían sido hechos prisioneros, para amedrentar a los atacantes. Doña Inés dio el ejemplo a los soldados iniciando ella misma la tarea.

El poblado estaba prácticamente destruido, incendiado o amenazado de ruina. Este fue el cuadro que encontró Valdivia al regresar pocos días después. Poco a poco comenzaron a reconstruir la ciudad; sembraron y cuidaron los animales domésticos que les quedaban.