Música atacameña

Actualmente en el área Atacameña encontramos danzas ceremoniales de romería, danzas que se interpretan durante las festividades de San Pedro de Atacama, danzas y coplas de carnaval, corridos, cuecas,  villancicos, rondas, canciones de cuna y bailes “chinos”, término este última que equivale a "servidor".

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Vista clásica de San Pedro de Atacama

Lo más significativo de esta zona es la supervivencia musical de los antiguos atacameños o “licanantai”, pueblo que ciertamente conoció Diego de Almagro en su expedición a Chile.

Este pueblo agrícola-alfarero logró obtener un alto desarrollo cultural y una organización admirable, que influyó en la civilización incaica.

Descendientes de los antiguos Changos, hablaban la lengua Kunza, y sus estructuras sociales, tecnología y cultura espiritual estaban condicionadas por el medio ambiente desértico en que vivían.

El elemento más apreciado, por ello era el agua, en torno a la que se desarrollaban interesantes ceremonias que perduran hasta hoy. De ellas sólo quedan, como vestigios de esta cultura, "una de las más interesantes que hayan existido sobre la tierra", cantos en Kunza, pero sin un significado preciso.

Luego de un periodo, de apogeo, los Atacameños fueron sometidos por los Incas y se refugiaron entre la Cordillera de los Andes, el Salar de Atacama y la Cordillera de Domeyko, donde están las localidades de Toconao, Socaire y Peine.

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Laguna en el salar de Atacama.

El repertorio musical de los actuales Atacameños está asociado a ritos indígenas precolombinos. Llama la atención el uso sistemático de melodías de tres notas organizadas en forma de acorde, conocido como trifonía, común a muchas otras culturas aborígenes.

Los instrumentos más utilizados son el clarín, el cuerno o pututo, la caja chayera de doble parche y un cencerro o chorromo, constituido por campanitas metálicas sin badajo que hoy se reemplazan por triángulos u otros objetos también metálicos.

El cauzúlor o cauzulo, que se realiza anualmente en Caspana, pertenece al género de lo que se conoce en las comunidades rurales como minga o trabajo comunitario, de aseo, limpieza de canales, siembra o cosecha.

El cauzúlor es un ceremonial Atacameño cantado y danzado, que se efectúa en la segunda mitad de agosto, al terminar la faena comunitaria de la limpieza de canales de regadío agrícola.

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Mujer atacameña.

Su propósito es el de agradecer los dones recibidos de la Pachamama y de solicitarle abundancia de aguas y fecundidad de las cosechas, así como también la paz y prosperidad general al pueblo. Cuando se suelta el agua en el canal limpio, se acompañan las ofrendas de maíz y vino, que en ella se vierten, con un canto lento, que cobra  rapidez y participación masiva cuando termina la ceremonia en el pueblo.

El találur, que se celebra en fecha variable entre agosto y octubre en las localidades de Peine y Socaire, tiene la misma estirpe y función que el cauzúlor, y centra su propósito en la obtención de las aguas para fertilizar la tierra. Aquí interviene el canto masivo, acompañado, por el clarín, pututo y chorromo, que comienza con una invocación a las aguas y riachuelos de la zona, y que prosigue dirigiéndose a los cerros y diversos lugares vecinos.

En el área Hispano-Diaguita se encuentran, en plena vigencia, manifestaciones musicales posteriores a la llegada de los españoles, tales como bailes de “chinos”, danzantes y turbantes.

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Bailes “chinos”.

Además encontramos las llamadas Danzas, lanchas, corridos, cuecas y valses, junto a las rondas y juegos infantiles, canciones de cuna y canto a lo poeta,  glosa y tonadas. La influencia hispana se manifiesta en una mayor importancia en el texto que sobre la danza.

De la antigua cultura Diaguita quedan vestigios de su sistema melódico trifónico y restos arqueológicos de instrumentos musicales confeccionados principalmente de piedra., arcilla o madera.

Entre ellos sobresalen ocarinas, silbatos, flautas de Pan, pitos o pifilkas y sonajas. No se encuentran instrumentos de percusión de membrana, lo cual se debe al factor climático, que ha causado la desaparición de muchos de ellos.

La música Diaguita fue denominada por Carlos Lavín como “vidalai”, caracterizada “por un inconfundible y regional acento dolorido.”

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Ocarinas
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Caja chayera.
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Pututu
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Flauta de "chinos".

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Flauta de pan o “siku”.