República Dominicana: Geografía humana

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Pedro Henríquez Ureña, crítico literario, ensayista, lingüista y poeta dominicano.

Hacia el 2007, la República Dominicana contaba con aproximadamente 9.760.000 habitantes con una densidad de 201,47 habitantes por kilómetro cuadrado.

De su población se estima que el setenta por ciento son mulatos; el dieciséis por ciento, blancos, y el catorce por ciento, de raza negra. No queda ningún reducto de población india, ya que desapareció durante los primeros años de la colonización. Muchos haitianos viven en la República Dominicana, mientras que cerca de un millón de dominicanos lo hacen en los Estados Unidos o Europa.

El crecimiento de la población en los últimos ochenta años ha sido vertiginoso, por lo cual puede decirse que el país está habitado mayoritariamente por gente joven. Los fenómenos de la expansión urbana, que se concentran sobre todo en Santo Domingo, la capital, hacen que en ella vivan (hacia el 2007)  más de tres millones de habitantes.

El pueblo dominicano se ha ido formando durante los últimos siglos con la aportación de rasgos culturales procedentes de todos los lugares del mundo, fundamentalmente de España y de África.

De los indígenas taínos apenas quedan algunos elementos materiales y ciertos rasgos del carácter, una forma de ser que apenas da importancia al tiempo y que tiene mucho que ver con los ambientes propiamente caribeños. Quedan también ciertos alimentos que forman parte de la dieta dominicana, sobre todo en las zonas campesinas, así como algunos elementos de la vida diaria como la hamaca, el macuto, la cerámica de barro y algunos productos de la medicina tradicional.

De los españoles sobrevive casi todo: desde los productos básicos de su economía, como la caña de azúcar y el café, hasta el diseño urbano, pasando por el sistema jurídico, el idioma, la religión, la poseía popular, los refranes, los cuentos y los juegos infantiles, numerosas artesanías, así como algunos ritmos musicales y algunos bailes.

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Salomé Ureña Díaz, notable poetisa dominicana, madre de Pedro Henríquez Ureña..

Todo ello está, sin embargo, aderezado con una buena dosis de sincretismo con las culturas africanas, de las que los dominicanos han heredado parte de su sensualidad, de su cosmogonía, de la dimensión mágica de la vida, del lenguaje corporal, del gusto por los colores vivos y, sobre todo, de la música, el baile y el vudú, así como ceremonias relacionadas con el nacimiento, la pubertad, el matrimonio y la muerte.

El carnaval dominicano es uno de los mas importantes del mundo. Durante una semana, las principales ciudades de la isla caribeña se llenan de máscaras cargadas de ironía que buscan apasionar al turista.

Además de estos elementos, los dominicanos han recibido también influencias de los franceses, holandeses, norteamericanos, haitianos, turcos, japoneses, italianos... que han influido e incluso desarrollado diversas subculturas regionales. De una región a otra se pueden ver diferencias idiomáticas, formas de expresión diversas, creencias y costumbres muy distintas.

Pero es en la religión donde se expresa, de mejor forma, el mestizaje y el sincretismo entre lo español y lo africano, hasta lograr lo genuinamente dominicano. La mayoría de la población es católica, aunque en los últimos tiempos las religiones protestantes han cobrado muchos adeptos.

Por otro lado, son numerosos los dominicanos que, a pesar de confesarse católicos, creen en el vudú . Como religión, ésta admite la creencia en seres espirituales o divinidades.

Una parte fundamental del vudú son sus rituales, en los que la danza tiene un gran protagonismo.

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Carnaval dominicano: una semana de festejos.

Para los visitantes es difícil contemplar un verdadero culto, ya que estos se celebran en lugares poco accesibles y se dirigen solamente a los ya iniciados. Existen, sin embargo, sesiones dirigidas a los turistas. Hay que aclarar que en la República Dominicana el vudú es propiamente la santería, resultado entre la mezcla del vudú haitiano y el cristianismo europeo.

El carácter del dominicano es uno de los grandes atractivos de este país, puesto que es un pueblo hospitalario y alegre, a pesar de las condiciones precarias en las que vive gran parte de la población.

El dominicano destaca por su sentido musical, por su alegría, que se combina con una extraña melancolía, por su absoluta creencia en los símbolos y por su receptividad al cambio. Es un pueblo que se adapta fácilmente a las reformas, que emigra alegremente y que incorpora muy fácilmente lo que viene del extranjero. Además, el dominicano es profundamente familiar y tiene en un alto valor las relaciones personales.

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Católicos, creyentes del vudú.

La mayor parte de estos rasgos son fruto del mestizaje . A diferencia de las colonias anglosajonas de América, el cruce de las razas fue muy frecuente en la República Dominicana. La mezcla entre los diferentes grupos étnicos (principalmente criollo y negro) contribuyó al nacimiento de una cultura propia y original en la isla. La influencia española se percibe en los pueblos, especialmente en las manifestaciones religiosas.

Cuando la comunidad sufre alguna desgracia, como epidemias o sequías, se realizan procesiones para suplicar la ayuda de los santos, principalmente de la Virgen. La procesión parte de un determinado lugar para dirigirse hacia los frecuentes “calvarios” que suele haber en las cercanías de todos los pueblos dominicanos. Destacan los cultos a la Virgen de Dos Caras, la Virgen de Altagracia y la Virgen de las Mercedes, que se disputan el fervor de los devotos.

Las ceremonias funerarias constituyen un acontecimiento social importante en la vida de los dominicanos. Cuando alguien muere, lo entierran al cabo de veinticuatro horas, pero durante nueve días y nueve noches familiares y amigos se reúnen para rezar la novena en su casa, se dan comidas y se llora al muerto.

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El velatorio alcanza su punto culminante la novena noche y el último día se quita el altar y se abren de par en par las puertas de la casa, para que el espíritu del difunto se vaya y los familiares puedan proseguir su vida normal.

Algunas de las creencias que se encuentran en la República Dominicana pertenecen -como en el resto de los países de Hispanoamérica- a las creencias populares como el hecho de que vender a crédito por la mañana traerá mala suerte para el resto del día o la creencia de que si una muchacha se cruza por la calle con un cura y no se cubre su cara con las manos, corre el peligro de no casarse nunca, o bien, el hecho de que los campesinos suelan atribuir sus males a los espíritus malignos.

El único ser que posee las fórmulas para alejar los maleficios es el curandero , que algunas veces cuenta con fórmulas que pertenecen a la farmacopea popular.

Otra de las costumbres propiamente española y que ha tenido un buen arraigo es la siesta.

Las plazas sombreadas suelen ser buenos lugares para descansar o para una amigable tertulia. Y es que la influencia española es evidente en la sociedad dominicana, se deja sentir en múltiples facetas, desde la experiencia religiosa hasta el trato con los semejantes. Puramente dominicanos son el ron, el dominó y el baile, las tres grandes aficiones de todo dominicano.

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El merengue: ritmo nacional en la República Dominicana.

La música y la danza son dos de los elementos más característicos del país y ambos están impregnados de influencias indias, españolas y negras.

La música dominicana, sin embargo, presenta características originales ( ver el apartado de Arte y Cultura ). El baile nacional es el merengue que -según la leyenda- fue creado por los soldados dominicanos después de su victoria sobre los haitianos en uno de los conflictos con el vecino país.

Economía

La moneda nacional de la República Dominicana es el peso oro. Su símbolo es «RD$» y se divide en cien partes iguales denominadas “centavos”. De acuerdo con la Constitución del país, la emisión de la moneda nacional es responsabilidad de una entidad emisora única y autónoma, cuyo capital corresponde al Estado dominicano. Se trata del Banco Central de la República Dominicana.

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Punta Cana, ícono del turismo en la República Dominicana.

La República Dominicana es un país en vías de desarrollo de ingreso medio, dependiendo, principalmente, de la agricultura, comercio, servicios y, especialmente, turismo.

Aunque el sector servicios ha sobrepasado a la agricultura como el principal proveedor de empleos (debido, sobre todo, al auge y crecimiento del turismo y las Zonas Francas), la agricultura todavía se mantiene como el sector más importante en términos de consumo doméstico y está en segundo lugar (detrás de la minería) en términos de exportación.

El turismo aporta más de mil millones de dólares al año. Zonas Francas y turismo son los sectores de mayor crecimiento. Remesas de dominicanos viviendo en los Estados Unidos se estiman en unos mil quinientos millones de dólares por año. La República Dominicana es la octava economía más grande de América Latina después de Brasil, México, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile y Perú.

Luego de la recesión económica ocurrida durante la segunda mitad de los 80 y principios de los 90, en la cual el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo en  5  por ciento y la inflación alcanzó el  100 por ciento, la República Dominicana entró en un período de crecimiento moderado y disminuyente en inflación hasta 2002, luego del cual,la economía entró en recesión. El PIB se contrajo en  1 por ciento en 2003, mientras la inflación se disparó por encima del 27 por ciento.

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Un paraíso turístico, una fuente de ingresos.

A pesar de un creciente déficit comercial, el turismo y las remesas han ayudado a obtener reservas en moneda extranjera. En la actualidad, las remesas provenientes de EUA, Europa y otros países constituyen parte de la economía nacional.

Según el Informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), República Dominicana 2005,  el país se ha insertado en la economía mundial de manera social y políticamente excluyente, conociendo tasas de crecimiento económico promedio anual en los últimos años por encima del 5 por ciento.

Sin embargo, el carácter excluyente del modelo económico que se ha impuesto, no ha vertido este crecimiento al bienestar de la población. Antes,  al contrario, señala el Informe, República Dominicana, al año 2002 era el país número 13 (de un total de 177 en el mundo) que menos había aprovechado para mejorar el posicionamiento en el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Con esto se puede hablar de un fracaso de las élites políticas de los últimos cincuenta años en conducir a su población a estadios de bienestar y seguridad. Por igual, el Informe deja claramente establecido, que el problema de la economía dominicana no es de inserción en mercados, sino de estrategias de competitividad que debieran estar asociados al bienestar de su población.

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Hipólito Mejía.

En diciembre de 1996, el entonces entrante presidente Leonel Fernández , presentó un paquete de reformas -incluyendo la devaluación del peso, reducción en las tarifas de importación e incremento en el precio de los combustibles- en un intento de crear una economía orientada al mercado que pueda competir internacionalmente.

Entre 2000 y 2004, el gobierno de Hipólito Mejía con el PRD a la cabeza, introdujo cambios que impactaron a la economía dominicana. Relegación de reformas que estaban en curso, desaceleración de la oferta exportable (algo que ya había comenzado en el anterior gobierno de Fernández), y sobre todo, la crisis cambiaria y bancaria (el tercer banco y grupo financiero del país: el Baninter; y dos grupos financieros de bancos más, conocieron una quiebra que ascendió a cerca del 15-20 por ciento del PIB anual), unido a la corrupción administrativa generalizada y asociada a estas quiebras, y debido a la acentuación de la crisis del sector eléctrico, compendian un cambio de naturaleza nunca vista en la economía dominicana. La magnitud de la crisis hizo colapsar sectores completos de la economía, y se estima que entre el 12 al 15 por ciento de la población pasó de ser pobre a muy pobre o indigente. Esto significa cerca de 2 millones de personas.

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Leonel Fernández.

Aunque la economía comenzó a crecer bajo la nueva administración de Fernández que se inició en Agosto 2004, construcción, turismo y telecomunicaciones son los sectores que seguían a la vanguardia.

Sin embargo, no hay que olvidar lo sostenido por el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2005 del PNUD/RD, cuando señala que el modelo actual de turismo no constituye, a pesar de su vigor, una propuesta sostenible, y que si el mismo "no se modifica, se agota". Por lo cual, queda como asignatura pendiente en el país, que el liderazgo nacional discuta a fondo cuál será esa modificación que hay que hacerle a este sector pujante de la economía dominicana.

Según el citado Informe, las externalidades negativas relacionadas con: la inseguridad ciudadana, el deterioro medioambiental (que va desde desmonte de áreas protegidas, destrucción de hábitats de especies endémicas, hasta el uso de fuentes de agua para propósito de desechos y destrucción de manglares y de ámbitos marinos), la especulación inmobiliaria, y, sobre todo, la exclusión de la población dominicana y su valor agregado al contexto de la actividad turística, son factores de mediano y largo plazo que "harán insostenible en el tiempo esta actividad". Más aún, con la fuerte competencia que el mismo entraña en el ámbito caribeño.

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Mensaje para el mundo.

Resultó paradójico, irónico y sorprendente en el ámbito nacional e internacional, que apenas a dos meses de publicado el Informe del PNUD, en el que se demostraba técnicamente la inviabilidad de este modelo de turismo a largo o mediano plazo, bajo el subtítulo en el capítulo III de "El Turismo: Si No se Modifica, Se Agota" el propio Ministerio de Turismo (Secretaría de Estado), lanzara una campaña internacional de promoción turística en la cual, su eslogan principal dice: "República Dominicana: Inagotable".

La segunda administración de Fernández trabajó para incrementar la capacidad de producción de energía eléctrica, pieza clave para el crecimiento económico continuado, aunque su problema principal no es de generación sino de financiamiento. La compañía eléctrica estatal fue privatizada, luego de numerosos retrasos. Proceso que se había iniciado en la pasada Administración de Fernández, y que en la de Mejía tomó forma y se ejecutó, no sin infundirle su particular sello a dicha ejecución.

Sin embargo, luego de múltiples retrasos, posponiéndose soluciones, de préstamos internacionales (Banco Mundial y otros), la superación del déficit del suministro energético, parece estar aún muy lejana. El Acuerdo de Madrid, mediante el cual, el país re-compró las empresas distribuidoras de energía, y se planteó a largo plazo el pago de las deudas en el sector eléctrico (al 2015), no dejan mentir respecto al hecho de que las medidas actuales son apenas un paliativo a la difícil situación del sector.

Fuentes Internet:

http://www.indexmundi.com/es/republica_dominicana/

http://www.rumbo.es/guide/es/america/republica por ciento20dominicana/intro.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Rep por cientoC3 por cientoBAblica_Dominicana

http://www.absolutrepublicadominicana.com/merengue-ritmo-nacional-de-la-republica-dominicana.html

http://cristalycolores.blogspot.com/2011/01/republica-dominicana-pais-modelo-de_28.html

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