Estación espacial Mir

Inminente hundimiento en el espacio

ESTACIÓN MIR YA ESTÁ A DISTANCIA CRÍTICA

(Artículo publicado en “El Mercurio” de Santiago, el 11 de marzo del 2001)

Una inusitada mezcla de expectación e inquietud se ha apoderado del mundo ante la inminente caída en aguas del océano Pacífico de la estación espacial rusa Mir.  Y aunque el hundimiento se mantiene programado para el 20 de marzo próximo, según informó Viktor Blagov, director adjunto del programa de vuelos de Rusia, la Mir puede ser bajada en cualquier momento, ya que ayer alcanzó la distancia crítica de la superficie terrestre, 250 kilómetros.

Por debajo de esta distancia, se puede producir en cualquier momento la caída controlada.  Cuando la estación se encuentre a 220 kilómetros de la superficie se apagarán definitivamente las turbinas de la cápsula espacial Progress acoplada a la Mir para provocar el hundimiento de la estación.

Se trata de la primera vez en la historia de la conquista espacial que un artefacto tan grande será destruido y, pese a que los expertos y autoridades de Moscú han asegurado que controlarán el descenso del complejo orbital, en los distintos países no se descarta que ocurra alguna catástrofe.

En Australia, por ejemplo, las autoridades se declararon alertas y preparadas para enfrentar un eventual accidente, mientras que el Departamento de Estado norteamericano informó que el reingreso de la plataforma será seguido minuto a minuto por la NASA.

Por su parte, el Gobierno alemán creó una comisión en el Ministerio del Interior para alertar a la población sobre la posible caída de fragmentos calcinados en territorio germano, al tiempo que las armadas de Chile y Nueva Zelandia coordinaron un plan de rescate marítimo.

La Agencia Espacial de Rusia (AER) informó que la colisión de la Mir se prevé que ocurra en una apartada zona del océano Pacífico, lejos de las rutas náuticas y aéreas, en latitud 47 grados Sur y Iongitud 140 grados Oeste, a unos 4.000 kilómetros al sureste de las costas de Nueva Zelandia.

Se ha considerado para el descenso un área de 8.000 kilómetros de ancho y 200 kilómetros en el Pacífico, espacio ocupado por Moscú para hundir satélites.

ENORME BOLA DE FUEGO

Sin duda, la destrucción de la Mir atraerá la atención de los científicos y ciudadanos comunes de todo el orbe, pues será como un episodio de ciencia ficción hecho realidad.

Los expertos coinciden en que la nave caerá convertida en una enorme bola de fuego, desprendiendo trozos de metal que formarán una lluvia incandescente.  El lapso del descenso durará una media hora.

Aunque gran parte de sus 136 toneladas se desintegrarán al entrar en contacto con la atmósfera, muchos entendidos aseguran que habrá enormes pedazos del complejo orbital, del tamaño de un automóvil o incluso más grandes, que ingresarán intactos y que provocarían una tragedia de incalculables proporciones en caso de estrellarse en áreas habitadas.

El encargado de la oficina de Asuntos Satelitales de la Dirección de Aeronáutica de Chile, Héctor Gutiérrez, estima que Rusia está jugando bastante al límite en materia de seguridad.  "Incluso las propias autoridades han reconocido que la estación podría quedar fuera de control.  Ese es un riesgo muy grande, pues en estos momentos se maneja la información de que unas 20 ó 25 toneladas de material no quemado ingresarán a la Tierra", señaló a este diario.

MENSAJES DE TRANQUILIDAD

Ante la preocupación mundial, las autoridades espaciales rusas han enviado mensajes de tranquilidad.  Aseguran que tienen el 95 por ciento de posibilidades de controlar la bajada de la Mir.  "Rusia hace todo lo posible para lograr la destrucción programada de la estación", subrayó Serguei Gorbunov, portavoz de AER.

De todas formas, Moscú contrató un seguro de 200 millones de dólares ante la posibilidad de que pueda producirse un error y la estación caiga en zonas pobladas.

Hay graves precedentes que explican la alarma: En 1979, el satélite estadounidense Skylab, que debía caer en el sur del océano Atlántico, terminó estrellándose en el sur del Indico, alcanzando algunos de sus restos el oeste de Australia.  Posteriormente, en 1991, fragmentos de la estación Salyut 7, antecesora de la Mir, se precipitaron sobre territorio argentino.

Para el secretario académico del Centro de Estudios Aeronáuticos y del Espacio, coronel Joaquín Urzúa, el peligro de que ocurra un desastre es mínimo, aunque no se puede descartar del todo.  "En la historia espacial se han lanzado más de siete mil satélites o ingenios espaciales y han caído sin control sólo tres o cuatro", indicó a "El Mercurio".

Sobre la posibilidad de que el territorio chileno sea blanco de restos de la Mir, Urzúa es enfático: "La inclinación de la órbita de la estación es de 51 grados.  Es muy difícil que nos golpee a nosotros.  Si algo falla, podría caer en México o Estados Unidos.  Ahora, si los fragmentos bajaran en sentido inverso, la Antártica podría ser blanco de impactos".

La operación para dirigir a la Mir hacia el punto exacto de su destrucción es compleja y delicada, según los científicos.  Esta comenzó a tomar forma el pasado 2 de enero, cuando una nave Progress Ml-5 se acopló a la estación.

Urzúa explica que la Progress realiza funciones de verdadera "grúa" y dirigirá a la Mir hacia el punto crítico, consumiendo sus 2,7 toneladas de combustible en conseguir los parámetros de caída calculado por los expertos.

"El proceso de descenso ya se inició.  Los rusos están en la fase de colocar a la estación en una órbita más baja.  Cuando la Mir esté más o menos a unos 100 kilómetros de altura, se realizará el frenado de la nave, encendiendo los motores de la Progress contra el sentido de vuelo.  La pérdida de velocidad de la Mir provocará su ingreso a la Tierra", sostuvo.

NUEVO PELIGRO

Aparte de un eventual choque de los restos de la Mir en zonas pobladas, el retorno de la estación acarrearía otro serio riesgo para el planeta, según advirtió esta semana el experto ruso en asuntos espaciales Yuri Karash.

El científico reveló que durante años se han creado en la estación orbital hongos mutantes, que podrían representar una amenaza si sobreviven a la caída, pues son sorprendentemente destructivos, producen agentes corrosivos y liberan toxinas al aire.

Por Javier Méndez Araya

El Fin del Gran Hito Cósmico

La desaparición de la Mir representa para muchos el fin de una exitosa era que llevó a la entonces Unión Soviética, entre 1957 y 1961, a lanzar al cosmos el primer satélite, el Sputnik; el primer mamífero, la perra Laika, y al primer hombre, Yuri Gagarin.

Mir01 El nombre de la Mir quedará grabado a fuego, pues se convirtió en la primera estación cósmica permanente y estableció un ejemplo de durabilidad, muy por encima de sus antecesoras.

El módulo central de la Mir (que en ruso significa "paz") fue lanzado el 21 de febrero de 1986, y pronto se convirtió en el orgullo de la industria astronáutica soviética y, posteriormente, rusa.

Dicho módulo fue actualizado con mas segmentos durante su vida útil, concebida inicialmente en tres años, transformándose en una gigantesca plataforma que estuvo ocupada por seres humanos la mayor parte del tiempo.

Algunos de los cosmonautas y astronautas que la habitaron establecieron récords de permanencia y caminatas en el espacio.

En el laboratorio cósmico se realizaron unos 23 mil experimentos científicos, desde la producción de materiales especiales, mediante investigación biológica, a estudios sobre el impacto gravitacional en el cuerpo humano en vuelos de larga duración.

"Los 15 años de la Mir en el espacio, sin duda, han sido muy positivos.  Gracias a los experimentos allí realizados, el hombre avanzó como nunca antes en el conocimiento científico en general y sobre la medicina espacial en particular", puntualizó el secretario académico del Centro de Estudios Aeronáuticos y del Espacio, coronel Joaquín Urzúa.

Sin embargo, el largo periplo del gigantesco complejo no estuvo exento de dificultades, esencialmente porque su tecnología no pudo ser renovada a causa de problemas financieros, lo cual provocó variados accidentes.

Las autoridades espaciales tomaron la decisión de destruir la Mir, después de concluir que su mantenimiento era poco viable y muy oneroso, a un costo de 250 millones de dólares anuales. En su lugar, prefirieron apoyar a la flamante Estación Espacial Internacional que construyen 16 países.

Muchos sectores en Rusia no aceptan la desaparición de la Mir, indicando que el país perderá protagonismo en los vuelos habitados.  Incluso, en febrero la Duma aprobó una resolución en que pedía al Gobierno que modificara dicha medida.

Uno de los diseñadores de la estación, Leonid Gorshkov, puntualizó al respecto: "No podemos aferrarnos a lo viejo.  Tenemos que avanzar y desarrollar nuevas tecnologías.  Es lamentable que para avanzar, la Mir deba ser destruida".

J.M.A.

HISTORIA DE LA MIR

Febrero 1986 Se lanzó la primera parte de la estación.

Marzo 1986 Leonid Kizim y Viadimir Solovyov son los primeros tripulantes.

1991 Sergei Krikalyev sube a la Mir como oficial soviético. A su regreso la URSS ya no existe.

Marzo 1994 Norman Thagard es el primer astronauta estadounidense a bordo.

mir001 Junio 1995 El transbordador de EE.UU. Discovery se acopla a Mir, para la primera de las siete visitas planeadas.

Abril 1996 Rusia lanza el último módulo para la estación.

Febrero 1997 Cuando los cosmonautas tratan de cambiar un filtro de aire, estalla un incendio.

Junio 1997 La nave Progress daña un módulo y baterías solares al estrellarse contra la Mir durante el acoplamiento.

Septiembre 1997 Tras la tercera falla de una computadora en un mes, toma un día restaurar el vuelo normal.

Agosto 1999 La tripulación abandona la Mir, ya destinada a destruirse al entrar en la atmósfera de la Tierra.

Enero 2000 Inversionistas extranjeros prometen US$ 20 millones para explorar los usos comerciales de la Mir.

Abril 2000 Un cohete Soyuz lleva a Sergei Zalyotin y Alexander Kaler, los últimos tripulantes a la Mir.

Junio 2000 Los cosmonautas regresan a la Tierra dejando a la Mir en piloto automático.

Reuters / EL MERCURIO. Ilustraciones de Corel Gallery

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