Tres árboles

(Gabriela Mistral)

Tres árboles caídos

quedaron a la orilla del sendero.

El leñador los olvidó, y conversan

apretados de amor, como tres ciegos.

El sol de ocaso pone

su sangre viva en los hendidos leños

¡y se llevan los vientos la fragancia

de su costado abierto!

Uno, torcido, tiende

su brazo inmenso y de follaje trémulo

hacia otro, y sus heridas

como dos ojos son, llenos de ruego.

El leñador los olvidó.

La noche vendrá.

Estaré con ellos.

Recibiré en mi corazón

sus mansas resinas.

Me serán como de fuego.

Y mudos y ceñidos

nos halle el día en un montón de duelo.