Castaño

Castanea Sativa, familia "fagaceae", subfamilia "castaneoideae" , es un árbol de notable desarrollo, que alcanza 20-25 y a veces 30-35 metros de altura; por su excepcional longevidad (hasta 1.000 años de vida), el diámetro del tronco puede alcanzar dimensiones considerables tendiendo a ahuecarse por el centro pasados los 100 años de edad.

La copa es amplia y esférica; la corteza, después de rebasados los veinte años, forma una especie de cordones de color gris oscuro a modo de espiral vuelta hacia la derecha.

Las flores, cuyos sexos son separados, se reúnen las masculinas en amentos erectos, mientras que las femeninas, en grupos de 1 a 3, en una característica cúpula.

Vegeta perfectamente en montañas poco elevadas, de preferencia con exposición Este o Noroeste.  En las vertientes meridionales crece muy rápidamente pero está más expuesto a los efectos de las heladas tardías.  En cuanto a la altura se encuentra en los Pirineos a 900 y a 1.100 metros, y en Sierra Nevada hasta los 1.500 metros.

Prefiere el terreno suelto, ligero, profundo, fresco, sustancioso y rico en sílice desarrollándose  muy vigorosamente en los terrenos graníticos, esquistosos y volcánicos, por el contrario, no le son convenientes los suelos silíceo-arcillosos, arcilloso-compactos y calcáreos.  No obstante, en éstos últimos puede también crecer cuando el clima da lugar a un lavado intenso de las bases calizas.

Los frutos, conocidos como castañas aparecen en número de uno, dos o tres, cubiertos antes de la madurez por una cúpula espinosa denominada erizo, que se abre en cuatro valvas cuando se produce la maduración.

Son del tamaño de una nuez, tienen forma acorazonada, presentan una cáscara lisa coriácea y de color caoba. Contiene casi siempre una sola semilla formada por grandes cotiledones, varias veces plegados y muy ricos en fécula.

Hábitat

Esta especie es originaria del sur de Europa, encontrándose extendida desde la península balcánica a la ibérica, en donde fue introducido durante la dominación romana.

El castaño requiere un clima relativamente cálido, con una temperatura media anual de unos catorce grados y heladas que no se extiendan normalmente  fuera del periodo de noviembre a marzo.  Soporta mal los fríos intensos y lo perjudican mucho las fuertes heladas, tanto más cuanto más viejo es.

Requiere una humedad relativa del 60-70 % entre los meses de mayo a agosto, siendo el matorral propio de su área de distribución el mesófito y el xerófito.

Las hojas, grandes, oblongolanceoladas, poseen márgenes dentadocrenados y la nervación principal y secundaria es muy manifiesta.

Cultivo y usos

Las castañas que han de servir para la siembra de nuevos ejemplares deben ser sanas y de buena calidad, no importa que sean grandes o pequeñas.

El trasplante de los árboles se realiza a los cuatro o cinco años, a veces se trasplantan los pies jóvenes de 2 a 3 años, criados en semilleros a planteles, donde permanecen hasta los 5 años,  cuando son de nuevo trasplantados.

Las plantas jóvenes se trasplantan generalmente en el mes de noviembre en los países templados y en el mes de febrero o marzo en los países fríos, colocándolas a una distancia de un metro o metro y medio si se desea la formación de árboles de monte y de 8 a 20 metros según la fertilidad del terreno, si se destinan al aprovechamiento del fruto.

Para que el castaño fructifique más rápidamente y dé frutos de calidad se injerta a escudete o canutillo en la primavera del 2º año, después de verificada la trasplantación, utilizando injertos de variedades que den frutos de calidad superior.

Los castaños no injertados, llamados regoldanos ,   no dan fruto hasta al menos los 25 años, en cambio,  los castaños injertados producen fruto a los 7 u 8 años de haberse aplicado el injerto.  El máximo producto lo dan a los 40 años.

La recolección de las castañas es el principal aprovechamiento económico,  empieza cuando están ya maduras,  por lo general caen al suelo, pero aún así deben golpearse los castaños cuidadosamente con varas para hacer caer aquellas que han quedado adheridas a la cápsula.

Para la conservación se amontonan revueltas con ramas, palos o arena en locales secos, frescos y aireados, y de vez en cuando se mueven para favorecer la desecación y evitar por lo tanto que se pudran por exceso de humedad.

También suelen conservarse desecadas y separadas de la cápsula, constituyendo las llamadas castañas pilongas o apiladas. La desecación en este caso se hace al sol, en hornos o en secaderos especiales formados por bastones o varas, a modo de los cañizos que se construyen para criar gusanos de seda, a merced de un fuego lento y prolongado. Una vez desecadas se las separa de la cubierta, procediendo posteriormente a quitar las dañadas y a clasificarlas por tamaños.

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