Sacapuntas

El sacapuntas, compañero inseparable desde nuestros primeros años de colegio quisiera contarnos su historia pero no tiene memoria suficiente ni encuentra el registro de sus orígenes.

Como tantos de los inventos que hoy usamos en forma cotidiana, no se encuentran muchos datos acerca de su origen e invención.

A ciencia cierta se sabe que en las primeras décadas del siglo XX, hacia el 1900, en los hogares, los escolares y escribientes aún sacaban punta a los lápices con cualquier instrumento filoso, el más común y más usado era el cuchillo. Las cocinas los proveían, pese al enojo de las mamás.

Luego se comenzó a usar la hojita de afeitar (y ahora se enojaban los papás), o como la llamaban en la época: "el acero", para afilar los corazones de grafito (mal llamadas "minas"), lo que a la vez constituía un peligro para los pequeños escolares.

Aparecieron en los comercios ciertos sacapuntas que evitaban esa peligrosidad, se denominaban herraduras, y tenían esa forma, con una lámina afilada transversal que servía para cortar la madera del lápiz y afilar el grafito.

También se usaron las cuchillitas que, en tamaño pequeño, imitan la forma de un cortaplumas, elementos que aún hoy se utilizan.

Historia de negros

Pero el verdadero origen del sacapuntas, tal como lo conocemos hoy en día, o muy similar, lo encontramos, como el de tantos inventos o artilugios, en los Estados Unidos.

Allí, durante todo febrero, se celebra el  Mes de la Historia Africana (Black History Month), que tiene como propósito el reconocimiento de los logros y contribuciones alcanzados por los negros en los Estados Unidos. Esta fecha se instituyó en febrero del año 1926, por el doctor Carter G. Woodson y otros estudiosos de esa época.

Según ellos, fue John Love, un negro, quien inventó el sacapuntas. La historia que cuentan para referirse a este logro está avalada por la oficina de patentes de ese país, que registra, con fecha 23 de noviembre de 1897, bajo el número 594.114, la invención del sacapuntas a nombre de John Love.

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