Orquesta sinfónica de Chile |
En 1849 se funda en Chile el Conservatorio Nacional, bajo el gobierno de Bulnes, y de ahí hasta 1941 toda la actividad musical estaba centrada en la Sociedad Bach y en la Orquesta de Ópera del Teatro Municipal.
Sinfónica de Chile,
compuesta por 104 músicos
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Sin embargo, la historia de la Orquesta Sinfónica de Chile comienza a escribirse en el año 1926, cuando el violinista y director Armando Carvajal Quiroz logró la dictación de un Decreto de la Municipalidad de Santiago para crear la primera Orquesta Sinfónica Municipal. Su existencia fue efímera, aunque consiguió interesar al Ministerio de Educación y a las autoridades universitarias en la necesidad de mantener un conjunto estable destinado a la difusión artística y al quehacer musical.
Sin embargo, la primera acción en esta perspectiva fue la realizada por un grupo de músicos, en el que participaron Armando Carvajal, Domingo Santa Cruz, Pedro Humberto Allende, A. Allende, María Luisa Sepúlveda, Juan Casanova, Carlos Isamitt, Samuel Negrete y Alfonso Leng.
Hacia 1930 -luego de cuatro años de vicisitudes y de inestabilidad-, la Universidad de Chile ofreció su ayuda económica y el patrocinio al director para la creación de un organismo de carácter privado que se denominó Asociación Nacional de Conciertos, bajo cuya tutela nació la Orquesta Sinfónica Nacional, antecedente directo de la actual Orquesta Sinfónica.
En 1931, este grupo ya había realizado las gestiones pertinentes para constituir la filial chilena de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea con sede en Londres.
La actividad de esta Asociación Nacional de Conciertos fue intensa. Incluyó gran cantidad de conciertos en Santiago, Valparaíso y Viña del Mar. Y también giras de conciertos al sur y al norte del país.
Mientras tanto, el flagelo de la primera guerra europea aventó profesionales y artistas por todo el mundo. Muchos de ellos habían sido amigos de Carvajal mientras estudiaba en el viejo continente y aportaron con sus conocimientos a la consolidación del incipiente conjunto. De esta época se distinguen figuras como Pietro Mascagni, Reinaldo Cavalli y Luis Carlini.
No todo fue aplausos y destellos en estos primeros años. La enorme actividad desplegada por la Asociación Nacional de Conciertos no estuvo libre de todo tipo de penurias, especialmente económicas. Con el objeto de sensibilizar la opinión de Diputados y Senadores, la orquesta salió a tocar a las plazas, al Teatro Caupolicán y al Parque Forestal para hacer conciencia de la necesidad de crear un conjunto estable, con un financiamiento propio mediante el aporte de una ley.
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Pedro Humberto Allende |
Simultáneamente la nueva Asociación tuvo activa y decidida participación en las innumerables gestiones que precedieron a la promulgación de la ley que dio vida en 1940 al Instituto de Extensión Musical (IEM).
Toda la actividad desplegada surte el efecto deseado. Diversas figuras del mundo artístico, cultural y político se pronuncian a favor del patrocinio estatal de la iniciativa, hasta que en el Diario Oficial número 18.785 del 11 de Octubre de 1940 apareció la ley 6.696 que crea el Instituto de Extensión Musical. En él, además, se propone la composición y el mantenimiento de una Orquesta Sinfónica, un Coro y un cuerpo de Baile.
Este periodo, que culmina con la creación del IEM, es la etapa que fomentó y generó las condiciones de una más sólida formación profesional del músico y del sistema de producción artística al servicio de la música.
El mérito final de la promulgación de la ley le corresponde al Presidente don Pedro Aguirre Cerda, profesor primario como muchos de los colegas a quienes apoyaba, y cuyo lema de "gobernar es educar", tiene en este conjunto artístico su más alta expresión de realidad al educar y hacer cultura a través de la música.
La diversidad y volumen de las actividades generadas por este organismo constituyen el inicio de una nueva etapa, la más importante, del itinerario de la institucionalización de la música en el país. El IEM consolidó una infraestructura sólida y eficaz, que promovió con fuerza la integración de las artes con la comunidad, coherente con las demandas y necesidades que imponía el desarrollo de la cultura nacional.
La orquesta que se conformó -que adoptó el nombre definitivo de Orquesta Sinfónica de Chile-, fue la misma que ya venía actuando desde el año 1926. Su primer director fue don Armando Carvajal, y su primer concertino el recordado maestro Víctor Tevah y el 7 de enero de 1941, en un concierto-ceremonia en el Teatro Muncipal de Santiago, se inició su vida oficial.
En todos estos años, la Sinfónica ha enriquecido su repertorio con gran número de obras sinfónicas y sinfónico-corales de la literatura de todas las épocas, y se estrenaron las más importantes obras para orquesta de los compositores chilenos y latinoamericanos de entonces.
La Orquesta Sinfónica tiene el honor de haber estrenado casi el cien por ciento de las obras chilenas sinfónicas y sinfónico-corales escritas en el país. Primero fue a través de los Festivales Bienales de Música Chilena, iniciados en 1948 y realizados ininterrumpidamente hasta 1969, y luego en las Temporadas Oficiales de Conciertos que se realizan anualmente con la participación de Directores y Solistas invitados y extranjeros.
En 1943 se creó el Instituto de Investigaciones Folclóricas, oficialmente incorporado a la Facultad de Bellas Artes en 1944, dirigido por Eugenio Pereira Salas. Este organismo es la base del Instituto de Investigaciones Musicales (1947). En 1945, el IEM creó el coro de la Universidad de Chile, organizado por quien fue su primer director, Mario Baeza Gajardo. Estaba integrado por aficionados, singular característica que imprimió un sello que se mantiene a la fecha al importante movimiento coral a que dio inicio.
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Ernst Uthoff |
Ese mismo año se fundó el Ballet Nacional Chileno, dirigido por Ernst Uthoff, ex-integrante de la compañía de Kurt Joss. El Ballet Nacional fue el primer elenco profesional que inauguró el cultivo sistemático de esta disciplina artística. Por último, dos hechos importantes hacen de ese año, 1945, un hito relevante en el itinerario cultural. Estos son la creación de la Revista Musical Chilena, órgano. del IEM que por su calidad y dilatada trayectoria ha llegado a ser la más importante en su género en Latinoamérica; el segundo hecho fue la creación del Premio Nacional de Arte, que ese año por primera vez se otorgó a un músico: Pedro Humberto Allende .
En 1947 se había creado el Instituto de Investigaciones Musicales, cuyos objetivos eran la investigación científica y artística de la música y la difusión a través de publicaciones y otros medios de nuestro patrimonio musical. Su primer director fue Vicente Salas Viu. Las acciones de este organismo en sus primeros años estuvieron estrechamente ligadas a la Revista Musical Chilena.
Otra iniciativa de gran trascendencia para la composición musical, generada en el seno del IEM, fue el establecimiento de mecanismos de estímulo a la creación musical. En 1947 se aprobaron los reglamentos de los premios por obras, que consistían en emolumentos a composiciones chilenas inéditas.
Paralelamente surgen los festivales de música chilena, instancias de estimulo a la composición musical, realizados regularmente cada dos años entre 1948 y 1969. Estos festivales constituyen el soporte de la etapa de más fecunda relación entre el creador y el público de nuestro medio. Un rasgo singular de estas jornadas fue el procedimiento de evaluación de las obras, ya que además de los especialistas se integraba al público como jurado, con un voto que tenía una ponderación diferente.
Nace el CEAC
En 1987, la Universidad de Chile creó el Centro de Extensión Artística y Cultural, organismo que agrupó a todos los conjuntos estables de esta casa de estudios, con el fin de difundir sus actividades y lograr que el arte llegara a todos los sectores. Se logró además tener un teatro propio, donde se ofrecen importantes temporadas artísticas, ya sea de conciertos, ballet y otros eventos.
Todos los años la Orquesta Sinfónica realiza sus temporadas de conciertos, además de acompañar al Ballet Nacional Chileno en sus ciclos y ofrecer presentaciones con el Coro Sinfónico de la Universidad. Es así como ha participado en los ballets de Carmina Burana, La Consagración de la Primavera, Cantares y otras coreografías importantes. Junto al Coro ha interpretado obras cumbres como El Mesías de Haendel o la Misa de Requiem de Mozart.
Desde 1981, cuando la Universidad de Chile inició su participación en las Semanas Musicales de Frutillar, la Orquesta Sinfónica ha sido base musical de este evento, que ha logrado un gran prestigio internacional por la calidad artística de sus participantes.
Su quehacer musical la ha llevado hasta los extremos del país -Arica y Tierra del Fuego- logrando así cumplir uno de los objetivos primordiales de la difusión musical. En cada ciudad y pueblo de las distintas regiones del país han ofrecido conciertos para todo público y educacionales, con el fin de estimular a la juventud hacia la música docta. Durante sus 59 años de existencia ha realizado más de 50 giras a lo largo del país. También ha efectuado de giras al extranjero, abarcado países como España, Perú y México.