Ozono

El ozono es una forma especial de oxígeno que se encuentra encima de la corteza terrestre.

La tierra se halla rodeada, a entre quince y cincuenta kilómetros de altura, por una capa de ozono estratosférico.

La máxima concentración de ozono se localiza entre los 25 y 30 kilómetros de altura y es de vital importancia para la vida en la superficie, pues funciona como un escudo protector contra los dañinos rayos ultravioleta.

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Si aumentara la cantidad de radiación ultravioleta que recibe la superficie terrestre, subiría abruptamente el número de casos de herpes (erupción cutánea acompañada de escozor), catarata (opacidad del cristalino del ojo) y, sobre todo, los cánceres a la piel en los seres humanos.

Pero el daño a otros organismos, especialmente a algas y bacterias del plancton marino, podría ser mucho peor. Morirían las plantas del fitoplancton (algas azules y verdes), lo que determinaría que también desapareciera el zooplancton (bacterias, krill, etc.), dejando expuestos a una eventual extinción a la mayoría de los animales que se alimentan de ellos en los mares y lagos.

A la vista de estos riesgos, es comprensible la inquietud de la comunidad científica mundial por el deterioro detectado en la capa de ozono, sobre todo en la zona antártica, donde se produce una baja considerable de tal gas en cada primavera, fenómeno conocido como agujero de ozono.

Este agujero se produce por el deterioro de la capa de ozono, lo que es el resultado de la transformación de los contaminantes en el aire.  El ozono se forma naturalmente en las capas altas de la atmósfera y protege al planeta de la acción directa del Sol ya que absorbe más del noventa por ciento de los rayos ultravioleta provenientes de él (ozono beneficioso).

Debido a un proceso natural de destrucción y regeneración, su concentración se mantiene constante en circunstancias normales.  Sin embargo, los clorofluorocarbonos (CFCS) que se utilizan en aerosoles y en la tecnología de la refrigeración, y las otras sustancias químicas presentes en la atmósfera, aceleran el proceso de descomposición del ozono y dificultan su regeneración. (Ver: Capa de ozono y los CFC )

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El gas ozono, como contaminante del aire, está presente en niveles próximos a la corteza terrestre. Producto de las reacciones que sufren los hidrocarburos, se transforma en un gas altamente irritante (ozono dañino) de los tejidos pulmonares y aumenta la sensibilidad bronquial en las personas que padecen de asma.

En cambio, el ozono beneficioso que se produce naturalmente, es imprescindible para proteger al planeta de los rayos solares dañinos.

El adelgazamiento de la capa de ozono es actualmente un fenómeno que va en aumento progresivo. Se ha postulado que, de seguir esta tendencia, las consecuencias para nuestra salud serían nefastas: aumentarían los daños a los ojos, se produciría cáncer a la piel y se afectaría el sistema inmunológico, lo cual nos dejaría vulnerables a contraer todo tipo de enfermedades infecciosas.

Capa de ozono en Chile

En 1974, investigadores de la Universidad de California señalaron la seria amenaza para la Capa de Ozono mundial que significaban los productos químicos sintéticos denominados CFC. Se destaca que existen también otros compuestos sintéticos relacionados con los CFC que dañan en forma significativa la Capa de Ozono. Son las brominas, formadas por moléculas de bromo (Br) y llamadas halones o galones.

La disminución del O 3 comenzó a ser detectada en la Antártica en 1977, comprobándose en 1985 que la Capa de Ozono sobre la Antártica había disminuido en cuarenta por ciento.

Se consignó que el sector dañado cubría una zona subcircular, donde se presentaba la delgadez máxima del O 3 . A partir de entonces, se comenzó a hablar de "Agujero" en la Capa de Ozono, lo que en realidad es una gravísima disminución del espesor del escudo protector de O 3 .

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Asimismo, junto con el adelgazamiento de la Capa de Ozono en el Antártico, se ha ido verificando una paulatina disminución de este gas en el Hemisferio Norte. Esto, debido, a que en los polos la estratósfera es de menor magnitud.

En la Antártica chilena

El deterioro de la capa de ozono es uno de los problemas ambientales más serios con que se enfrenta el planeta. Se plantea que las mediciones realizadas a través de una red de detectores indican que el agujero de ozono formado en la Antártica ha penetrado en el sur de Chile.

Los primeros datos publicados en 1982, indicaron que a partir del año 1975 la columna de ozono presentaba un debilitamiento evidente. Desde esa fecha se han multiplicado los registros de la evolución de la capa de ozono a través de globos, estaciones en tierra y satélites artificiales.

Se señala que los medidores en tierra están basados en la técnica de absorción diferencial (AD) la que puede emplearse también en satélites artificiales, gracias a los cuales se dispone de los valores de la columna de ozono para todo el globo terrestre de manera casi continua.

En 1993, a principios de la primavera austral, se detectaron diversos descensos en la columna de ozono, siendo los más intensos los observados los días 27 de septiembre, 23 de octubre y 8 de noviembre, en los que capa de ozono alcanzó valores de sólo 200 unidades Dobson (UD), cuando su valor promedio en esa época es superior a 300 UD.

El daño en la capa de ozono que se detectó en Antofagasta, indica que llegó hasta latitudes tan importantes como Buenos Aires y Santiago de Chile.

Los datos del satélite Meteor-3 confirmaron las mediciones de las estaciones en tierra. Se sabe que la aparición del agujero de ozono al comienzo de la primavera austral sobre la Antártica está relacionado con la fotólisis de los CFC, pero se carece de explicación del deterioro de la columna de ozono observado a latitudes lejanas del polo.

La posibilidad de disponer de un extenso banco de datos será fundamental en el estudio de la evolución futura del agujero de ozono antártico y su influencia en el continente sudamericano.

Fuente:

“Biología” Cuarto Medio, Glavic, N. y Ferrada, G. Ediciones Pedagógicas Chilenas.